viernes, 19 de diciembre de 2008

VIVA ESTRASBURGO!

Dicen que Estrasburgo es muy bonito. He estado tres días y no he podido comprobarlo porque lo poco que he visto ha sido a través del cristal de las ventanas del Parlamento que parece una Torre de Babel. La visita queda aplazada porque esta vez el motivo del viaje era laboral. De él me guardo alguna metedura de pata para evitar repetirla y rememoro dos situaciones que nada tienen que ver con la tele y mucho con la oratoria.

1. Momento MacAuto. El martes por la noche salimos tarde y cansados de trabajar. Eramos ocho que no cabíamos en los coches así que hubo que coger dos taxis para ir al hotel. Yo me meto en el segundo. Chófer, siga usted al vehículo negro que nos precede con sospechosa matrícula francesa. No haga preguntas y pare en... el MacAuto. Eso hizo. Cuando llegamos, muertos de risa, el hombre, de forma espontánea, se puso a recitar todos los menús en voz alta. Nosotros, salivando por nuestro apetito feroz, atroz y voraz, le tuvimos que llamar la atención cuando a continuación pasó a leer los slogan de publicidad... Muchas gracias, señor conductor, pero apriete el acelerador que ya nos toca y hay hambre.

2. Momento chucu chucu chu piiiii piiiiii. Al día siguiente volví en tren a Bruselas. Nos dió tiempo a tomar un vino caliente que mi compi de viaje derramó en su abrigo blanco, haciendo honor a su apellido, y parecía que veníamos de un botellón. Y después, a soportar un viaje que, si bien en coche no llega a cuatro horas y media, en tren fueron seis. Seis horas parando en todos los pueblos (pasamos por Francia, Alemania, Luxemburgo y Bélgica).

Llegó el revisor y, por el agotamiento o el vino, en lugar del billete, le dimos unas fotocopias de la programación de noticias...

A 30 kilómetros del destino, en la ciudad de Namur, se oye el megáfono. Una voz joven dice que íbamos a estar detenidos (sin esposas ni nada de eso) media hora por un problema de señalización. Esa voz aprovechó la gran parada para recrearse en su propia musicalidad nombrando las estaciones que había en Bruselas: Esta, aquella y esta otra, sin olvidar, por supuesto... , ni dejar de citar a.., para llegar a la última... en la que todos se tendrán que bajar y despedirse de este agradable trayecto en nuetros trenes Thalys. Esperamos que repitan, muchas gracias y hasta pronto.

Hasta nunca. Lo repitió alguna vez más en los minutos siguientes... En fin, a pesar del viaje algo pesado, me quedo con el buen sabor de las lágrimas de risa con coca cola light y zumo de naranja.

martes, 16 de diciembre de 2008

La Petit Café

Coucou! Un petit café avec Madamoiselle Elena?

He mandado este mensaje al móvil de un amigo desde un programa que han instalado en el curro para hablar gratis por el ordenador. Por error ha llegado a todos los teléfonos fijos de mi empresa (100 personas).

Horas más tarde he recibido un email con forward a toooodo el mundo diciendo: Hola, no es que Elena nos haya invitado a todos a un café sino que seguramente estaba haciendo pruebas con el teléfono... Aunque, el café, evidentemente, puede tomárselo quien quiera con ella.

Ya hay coñita: Hola Elena, ¿un petit café?

sábado, 13 de diciembre de 2008

Noche de secuestros

Una de las ventajas de tener que coger el autobús es que limita mis acciones y eso me permite leer. El jueves por la noche, son las mil y gallo cuando, por fin, vuelvo a casa. Somos únicamente cuatro personas y el conductor. Se sube un hombre de unos 73 años. Viene hacia mí: Me permite?
Yo: Por supuesto.
Sigo leyendo. Me mira de reojo y comenta: Leyendo, eh?
Ji,ji. Levanto las cejas y sonrío. Sí, eso parece. Cinco segundos de silencio. Y, previsiblemente, pregunta: Y qué es lo que lee?
Pues, mire, un libro sobre secuestros en Colombia.
Ya… Diez segundos callado ¡¡y estalla!! Pobres colombianos... Lo que sufren... En el mundo un 80% de personas sufre.
Yo, echando leña al fuego: Yo creo que el 100%. Todos sufrimos algo en nuestra vida.
Y sigue: y el hambre en el mundo... muchos niños mueren. Muchos…

Me tenía que bajar. Dejé solo al caballero con sombrero desgastado y gabardina algo oxidada. Habría dejado que me secuestrara un rato más en su discurso. Me apetece acabar la conversacion. Seguro que le reeencontraré otra vez en esta ciudad/pueblo interrumpiendo uno de mis mordiscos: Veo que estás comiendo…. ¿Dónde te has comprado tu sandwich? ¡Qué mal está el trabajo!

martes, 9 de diciembre de 2008

La putualidad

La cantidad de minutos que uno puede retrasarse depende de muchas cosas pero principalmente, del número de personas que vayan a encontrarse. No es lo mismo hacer esperar a una persona que a tres.

Acabo de hacer un pedazo de esquema pero se me ha borrado. Hablaba de que los MINUTOS DE ESPERA máximos tolerados sin avisar dependen de los siguientes factores:
>PERSONAS QUE HACEN ESPERAR.
>PERSONAS QUE ESPERAN.
>TEMPERATURA AMBIENTE & DISTRACCIONES DISPONIBLES.

Todo esto (y poco más) me ocupaba esta mañana cuando el reloj pasaba de las 9 y el cachondo del alemán no llegaba. ¡¡Qué putualidad madrugar para nada!!

lunes, 8 de diciembre de 2008

El espíritu de Rudolf

Hoy ha venido el árbol de navidad. Un chico ha traído un árbol y dos cajas. Ha colocado el pino enfrente de mi mesa; lo ha podado que ni Eduardo Manostijeras le supera en velocidad; ha abierto las cajas; ha empezado a colgar bolas, estrellas, figuritas varias, luces, etc.; ha recogido las ramitas sobrantes del suelo, las ha metido en la caja, ha llamado al ascensor que en ocasiones no tiene luz y en ocasiones se para... (al pobre artista le han coincidido las dos) y nos ha dejado su preciosa obra maestra.

He llegado yo detrás. He cogido alguno de los adornos y los he repartido a diestro y siniestro para hacer amigos, no sin antes guardarme la nariz roja de Rudolf, el reno.

A continuación, me he enterado de que han despedido (ciao, ciao) a tres periodistas del curro. Inmediatamente después he vuelto a colocar los regalos en el árbol al que pertenecían: no quiero dar ningún motivo de fin de contrato.

De vuelta a casa, en el autobús se ha sentado conmigo mi compañero de almuerzo. Hemos tenido una conversación tan animada que me he pasado mi parada. Peor aún, el autobús que he cogido no tenía absolutamente nada que ver con el mío. Me he dado cuenta cuando se ha metido por un bosque tenebroso y la ciudad no era más que una bombilla lejana. Antes de bajarme para cogerlo en sentido contrario, no me he dignando a admitir mi error. ¿Vives por aquí? Yo: bueno, ejem, más o menos. Menos...

Mañana he quedado con un tipo alemán a las 9 de la mañana para que me enseñe un programa de archivos de imágenes. Eso quiere decir que a las nueve menos cuarto tengo que estar delante del ordenador lista para escuchar, memorizar, procesar y retener información y, sobre todo, preparada para no bostezar ni una sola vez. A las ocho treinta tendré que estar entrando en la oficina. A las ocho en puntísimo subiéndome al bule. A las 7 masticando la última galleta del desayuno. A las... AAAAAAAAAHHHH. ¡Qué agobio! ¡Me voy a la cama!

domingo, 7 de diciembre de 2008

Luciendo vestido rojo

Resulta que conozco a un pez gordo belga (primo del calamar gigante) que tiene una empresa de organización de eventos y fiestas VIP. Me regaló dos entradas valoradas en 100 euros cada una para un show ecuestre muy peculiar. Un espectáculo de caballos que actúan junto a la orquesta de Bruselas y el coro de la Unión Europea, nada menos.

Me puse mi espectacular vestido rojo nuevo, botas altas de tacón alto, moño con rizos y pendientes largos de espiral. La ocasión lo merecia.

Empieza la velada y salen los caballos impresionantes con sus jinetes, quienes nunca más podrán poner sus rodillas juntas porque se les han quedado deformadas de tanto cabalgar (ay el vicio!). Una voz va presentando a los protagonistas de la noche y explicando lo que saben hacer mientras ellos lo demuestran contoneándose. De repente el cañón de luz apunta a una mujer mini. Es una cantante de ópera, una tal Julia Migenes (la Juli) que dirige su chorro de voz hacia los animales mientras baila sobre una silla blanca de jardín en el centro de la pista. Los caballos la miran flipando aún más que yo.

Se acaba después de dos horas bastante pesadas. Pero ahora viene la recompensa: el cocktail. Así que nos ponemos directamente en la fila para entrar en la carpa.

~ Sus entradas para la fiesta de honor, por favor.

~ Pues… de esas no tenemos. A mi amigo se la ha debido "olvidar" incluirlas en el sobre.

Peor para ellos. La crème de la crème no disfrutó de nuestra presencia y mi vestido de Kim Basinger triunfó mucho más en un bar al lado de casa. Y sin olor a cuadra.

sábado, 6 de diciembre de 2008

Con Dalai Lama

¡Hola! ¡¡Uot a dei!!
Hoy ha sido uno de los días más silenciosos que he tenido en mucho tiempo porque he estado concentradísima en mi nuevo trabajo de asistente de producción de la televisión del Parlamento Europeo. He estado pendiente de hacer todo bien. Y ¿qué es todo? Todo incluye una pasada de cosas que no sé hasta qué punto es normal. A ver, como dijo Jack el Destripador, vamos por partes.

En primer lugar, la tele en la que acabo de entrar a currar consiste en una serie de programas que reflejan la actualidad del Parlamento y de temas relacionados con la Unión Europea. Por ello hay que estar ahí donde los parlamentarios parlamenten.

Hoy tocaba el Parlamento de Bruselas, a un paseín desde mi casa. Para empezar la mañana, hemos tenido dos grabaciones en el plató (dos debates) que está en el piso -1, donde el parking (si algo sale mal, uno puede coger un coche y huir). Me he vuelvo loca mirando al realizador, al regidor, al apuntador, a la de la coleta rubia, hablando todos hablando a la vez y a mí (¡inesperadamente!), y empieza la cuenta atrás y, señorita periodista, ya puedes empezar, pim pam pum, ya hemos acabado. A otra cosa.

Para seguir la mañana, organizar otras cuantas entrevistas para lo cual he estado a la caza de diputados, supervisar la producción de reportajes, recorrer todas las tiendas de la ciudad para alquilar un objetivo de tal tipo y tal dimension, etc. Además, buscar a los invitados en el laberíntico edificio del Parlamento. Mi lamentable sentido de la orientación hoy no ha hecho acto de presencia. De tantas cosas que he hecho me habría puesto a llorar si encima me pierdo. Y los ratos que estaba sentada en mi mesa, mi jefa llamándome desde la oficina central cada cinco minutos: Te dejo trabajar a ti solita, ¿eh? Venga, ya cuelgo el teléfono. Ánimo. Te dejo tranquila. ¡MENTIRA! Al momento... Rriiiiiiiinggg.

Es todo bastante confuso. Es muchísimo curro. No ha habido segundo que no haya recibido un estímulo nuevo concentrado de información. Entonces he pensado, ¿soy nueva y me parece que es mucha tela pero ya aprenderé? O ¿realmente es mucho trabajo para una persona? Y digo esto porque he llegado a un puesto donde antes había dos chicos. ¡¡2 X 1!! ¿Soy superwoman? ¿Las mujeres somos bicéfalas? Y otra cosa más, mi jefa se va en… 15 días. ¿Están probando lo que aguanto? Curro 10 horas al día y hoy, pendiente de comerme en sentido figurado todo lo que se cuece en el Parlamento, no tenido tiempo para comerme literalmente un plato de macarrones con tomate…


Es como si estuviera estudiando tres carreras con sus prácticas correspondientes a la vez: Audiovisuales, Políticas y Traducción e Interpretación. Porque, esa es otra, no solo tengo que conocer los tecnicismos de una tele, que van desde los cargos de cada uno, pasando por nombres de tarjetas de memoria, cámaras, luces o sistemas de envios, sino además aprender su jerga y hacerlo en francés y en inglés.

He tenido que contactar con los asistentes de los diputados. A las 7 de la tarde, después de un día non stop, he hablado con uno de ellos y he hecho traducciones del francés al inglés y viceversa que no había por donde cogerlas. Le he dicho: mire, lo siento pero estoy agotada. Disculpe, haga como si esta extraña conversación no la hubiéramos tenido nunca y le llamo mañana.

Al final de la jornada, he bajado por unas escaleras de caracol a por unas pilas para un micrófono (y otras para mi) y de repente veo a Dalai Lama. Pero estoy muy cansada para hablar hoy. Así que le he dicho: Oye, también a ti te llamo mañana. Vale, me dice Dalai, pero no te olvides y lama...

miércoles, 26 de noviembre de 2008

La Gran Nevada

Después de los copazos del sábado propongo a un amigo disfrutar de los copones de nieve del domingo. "Vamos a salir a jugar un rato. Nunca se sabe cuando será la proxima vez que toquemos la nieve. Además, siempre hay chavales dispuestos a entrar en batalla".

Nada mas pisar la acera, mi compatriota abre fuego. Su primera bola hace diana en mi espalda: "¡Cachondoooo! ¡No vale hacerlas tan compactas! "
Medio minuto después mis guantes ya están chorreando. En ese momento de flaqueza y de dedos tirititititiando, noto otros dos tiros limpios en mi cabezota. Pero... esto no es nieve... SON NARANJAS. Veo que hay un grupo de 10 chicos adolescentes marroquies fuertes y locos que vienen a por nosotros. "Corre como nunca has corrido que esta gente va a saco Paco". No tienen piedad ni por las mujeres ni por los niños (y eso que yo me siento un poco entre los dos casos anteriores.)

Medio patinando por el hielo bajamos a una plaza a salvo donde un artista se dedica a hacer su Madonna de las Nieves. Por detrás seguimos oyendo bombardeos... Yo, representante de la Peninsula Ibérica, grito: "Esperad que pronto llegará la Reconquista.".

Pero cuando volví a casa evité pasar por esa calle. Cada cosa a su tiempo.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Pocos sentimientos son tan dolorosos como la
HuMILLaCIóN.

sábado, 22 de noviembre de 2008

¡Larga vida a Charleroi! (II Parte)

Subo por la calle de la Montaña, eje comercial de la ciudad belga de Charleroi, abanicada por bragas y calzoncillos gigantes que promocionan cierta dieta milagrosa y promueven tallas más pequeñas.

Esquivo a un aburrido coche de policía que por el simple hecho de poder atravesar la zona peatonal, lo hace. Llego a la cima de la montaña donde me recompensan con una chocolatina. Bueno, no es tan sencillo. La cosa ocurre del siguiente modo.

Cuando llego allí arriba, me encuentro clavándose en mis ojos los de un chico con una carpeta y un bolígrafo. Ya está. Me va a someter a una hora de speech (después de mentirme y promoterme que será solo un minuto) para hacerme socia de tal asociación y yo voy a tener que desviar mi mirada moviéndome disimuladamente hacia un lateral. Pero esta vez tengo todo el tiempo del mundo y voy directa a él. Se trata de un estudio de mercado de chocolates de la marca Côte d´Or.

Entramos en una cafetería próxima. Le aviso: “Voy al toilette”. Sí tiene papel higiénico, sí, pero es uno de esos rollos gigantes que le sirven a los boxer de la foto. De esos enormes que por mucho que los des vueltas no consigues coger el extremo porque encima son (como los vuelos) de bajo coste y solo tienen una capa. Al final hago un agujero atravesando el rollo con el dedo y en ese momento se apaga la luz ya que sus bombillas, también ahorradoras, son de apagado automático.

Después de la aventura y la cara de preocupación del chico, comienza la encuesta. Durante la batería de preguntas miento un poco para (aprovechando para aprender francés) pronunciar todas las respuestas posibles: de acuerdo, ni de acuerdo ni en desacuerdo, totalmente de acuerdo, etc.
Para terminar, la parte práctica. Pruebo recetas rompedoras cuyo envase describe como: chocolate negro ligero con trocitos de cacahuete cristalizado y besos de fruta de la pasión caramelizada. Como agradecimiento me regala una tableta de Mousse Intense Noir y yo encantada me despido: “¡No dudes en llamarme para la próxima cata!”. Las palabras se las llevó el viento.

¡Larga vida a Charleroi! (I Parte)

¡Viva el rey! ¿Qué rey? Carlos II. Un rey que regaló su nombre (con lazo rojo y papel dorado) a una ciudad: Charleroi, conocida por su aeropuerto de vuelos de bajo coste (en el que acabo de dejar a una visita pequeñita y fugaz con un largo suspiro y un ¿ya os váis?).


Total, que me voy de paseo y me encuentro con una galería preciosa donde hay una librería de segunda mano: Librería Fafouille (“Especializada en comics; compra-venta”). El librero tiene el pelo blanco y lleva gafas pequeñas para ver de cerca. Viste pantalones de pana marrones y tirantes de cuero muy gastado. Una chaqueta con un bolsillo con mancha de tinta negra de la pluma con la que ahora escribe. No sé si estará plagiando un poema sin darse cuenta (eso le pasa a los que leen mucho) o rompiéndose la cabeza para ver cómo clasificar un ejemplar de “Un cachorro en apuros III”. ¿Infantil? ¿Naturaleza? ¿Colecciones? ¿Humor? ¿¿Drama??


Ahí le dejo con su problema y me pierdo entre estanterías donde huele a antiguo y a viejo. Curioseo hasta encontrarme con una bici de esas con una rueda descomunal que me alumbra y me deslumbra con su foco fundido.

Una vez fuera, sigo caminando y me topo con un impresionante edificio y otra librería. Mucho edificio para tratarse de una tienda. Pregunto a un dependiente a quien le gusta contar muchas cosas que sabe y que pocas personas quieren conocer. Después de contarme la biografía de dicho lugar me dice: “Acompáñame por aquí”. Y subimos por un ascensor a la tercera planta. Entramos en una sala oscura y vacía y yo me imagino típico momento romántico de: Cierra los ojos y ábrelos cuando te lo diga. Los abro en cuanto enciende la luz y me encuentro con un teatro. Una habitación abuhardillada con vigas de madera, una tarima y muchas sillas apiladas. Le digo todos los adjetivos que sé decir en francés para expresar todo lo que me gusta ese lugar. Le doy las gracias (alguna de las que yo tengo). Se apagan las luces. Se acaba la función y yo sigo mi ruta turística por Charleroi.

martes, 18 de noviembre de 2008

La porra hace pupa

En Bélgica: policía subtitulada

(Para chulos, yo).




En Serbia: policija


miércoles, 5 de noviembre de 2008

Apretando cinturones

1. Favoritismos. Mis botas preferidas y sin igual tienen las suelas rajadas (en una ciudad lluviosa).


2. Crisis binanciera. Los frenos y las marchas de mi bici se han roto (en un lugar con fuertes pendientes).


3. Inclemencia. Ha petado mi ordenador.


4. Vacas flacas. Vacas flacas.

martes, 28 de octubre de 2008

No fumar

No fumar, en Colonia




No fumar, en Bruselas

lunes, 27 de octubre de 2008

Reírse de las pequeñas cosas...

Cierto día una persona que se deja mucho caer por aquí, en una despedida me dijo: Cuídate mucho, ¿vale? Hasta ese día siempre había pensado que ese consejo era algo absurdo ya que, pensaba yo, está claro, si uno no es muy masoca, siempre se va a cuidar. Pero ese día me di cuenta de que no siempre nos ponemos en nuestra lista vip. Y ese día, al darme cuenta de que la persona no decía ninguna tontería, mis gracias fueron mucho más sinceras que otras veces.

Y esto viene porque aunque no me he portando muy bien conmigo últimamente sí que estuve en una lista: en la de acreditados para ver a Amparanoia. Escribí un email convincete, me dieron el pase de prensa, estuve en un conciertazo de dos horas bailando que ni Billy Elliot me supera y todo ello me ha dado pie a pedir todo tipo de acreditaciones. Además, hay quien dice que al nacer somos un folio en blanco. Pero yo, para no desilusionarme, pienso que nacemos con un NO en mayúsculas y en rojo y a partir de ahí cualquier cosa que intente nunca va a se peor que la que ya tenía.
Ciertos días pesimistas como el que tengo hoy me alegro de que existan pequeñas cosas que me hagan sonreír... Me refiero a la gominola de la foto. Se llama Tocapollas.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Yo, dependienta

Yo, convertida por un día en dependienta de tienda de ropa pija. Doblando camisas: manga, manga, tronco y a la pila. Manga, manga pim pam pum fuera siguiente. Colocando la pila en su estantería correspondiente con el color correspondiente: uno de los 6 tonos diferentes de marrones que hay. Yo, con un resacón que no diferencio el azul del rojo, aguantando el tipo para no dormirme encima de las chaquetas y clavarme una percha en el ojo. Inventándome respuestas cuando me preguntan: ¿Os queda el número 40 en el almacén? Uy, qué va, qué va. La semana que viene llega todo.

Tengo mi mini descanso pero como estoy en un macro centro comercial (un infierno) no veo la salida. He percibido la luz de la puerta a lo lejos (un cielo). Pero se me ha hecho tarde y he regresado arrastrando los pies a la tienda a aguantar la música que aún después de varios días sigue martirizándome.

El mejor momento ha sido cuando se me ha acercado una abuelita y me ha dicho pellizcándome (con amor) la mejilla: ¡Qué rica eres! Yo he flipado. Ella se ha dado la vuelta y se ha ido con su bastón bailando el charlestón.

martes, 21 de octubre de 2008

Monsieur Poulet

Comprando el pollo.
Se me ha antojado un pollo asado esta mañana.
Yo: Un pollo asado, por favor.
Narradora en primera persona: El otro cliente de la tienda todo amable me cede el turno gustosamente. El dependiente mete el pollo en la bolsa.
Yo: ¿Y la salsa?
Él: Es que no hay salsa hasta la semana que viene.
Yo: ¡Un pollo sin salsa no es un pollo, monsieur! De hecho la salsa es casi más importante que el pollo. Si no, dónde van a navegar los barquitos de pan. Además, ¿qué hago? ¿Vengo la semana que viene a por la salsa?

Discutiendo el precio.
Yo: En fin, hablemos de euros, ¿cuánto es?
Él: 5.50 €.
Yo: Pues entonces me lo deja a 5€.
Él: No señorita, ya se lo he rebajado.
Narradora: Y yo pensando que ya no lo quiero. Pero es que un antojo es un antojo y para ir a la otra pollería tengo que bajar una cuesta criminal que luego, claro, tengo que subir. Y sigo insistiendo lo más pesada que puedo.
Él: ¿Es usted española, mademoiselle?
Yo: Bueno, nacionalidades aparte. Denme ustedes ideas para hacer la salsa en mi casa.
Narradora: Lo hago mirando al otro único cliente para que participe en tan animado debate.

Ideando una salsa.
El otro único cliente: Pues con mayonesa.
Yo: ¡No!
El otro único cliente: Con salsa rosa.
Yo: Buf... peor aún.
Dependiente: pues corte usted unos trocitos de tomate sazónelo bla bla bla.
Narradora: Soy demasiado tonta o tengo demasiado buen humor porque la situación me ha matado de risa. Al final he pagado 5.50 € pero le he pedido por favor, sin perder las formas, que al menos me diera menta de esa que tiene ahí para hacer un té dulzón que me quite la amarga pasada (exagerando un poquito).

Planeando el futuro.
La semana que viene vuelvo a por la salsa.

La bola europea


miércoles, 15 de octubre de 2008

De nuevo, infiltrada en el Consejo

Durante dos días, el edificio Justus Lipsius del Consejo Europeo detiene su ritmo habitual con el objetivo de acoger a más de mil periodistas, cámaras y reporteros gráficos. Allí aguardan las declaraciones de los representantes de Estado y Gobierno para ponerse a trabajar.

Preparativos
Todo está listo. Las medidas de seguridad del barrio de las instituciones europeas de Bruselas se extreman. Las calles colindantes solo son accesibles con pase de prensa, algo que conlleva infinita paciencia. Para acreditarse hace falta que el carné de identidad pase de una mano a otra y que el servicio de seguridad te escudriñe con su mirada. El solicitante llega a pensar: aunque no me parezca puedo asegurar que el de la foto soy yo.

Una vez conseguida, puede pasarse al interior del Consejo sin problema donde el silencio que place el día de los preparativos, se rompe con la actividad de los profesionales de la comunicación. Cables de todos los tamaños, luces potentísimas para las cámaras de televisión, diálogos en idiomas imposibles, música arrítmica del teclado de los ordenadores y sonidos de politonos de los teléfonos móviles. Todo ello toma el edificio para hacer posible que las resoluciones se conviertan en noticias que partan de Bruselas a todas las direcciones.

En el punto de mira de esta cumbre está la estabilidad financiera en la Unión Europea.
Paradójicamente, esta depresión exige el trabajo de miles de profesionales que de 48 horas tendrán muy pocas de descanso. Entre ellos, los periodistas. Un día antes ya se les ha visto reservarse un buen sitio en el hall del Consejo.

Problemas de vecinazgo vecinismo vecinaje vecinamiento

Fatal, fatal, fatal. He llegado a mi nueva casa y ya he recibido una agresión a mis obras de arte.

Los hechos.
Jueves día 9 de este mes a las 15 horas.
Para felicitar a un amigo le hago un cartel que pego en nuestra puerta del ascensor de manera que cuando se llega a mi piso, pueda leerse. Teniendo en cuenta que vivo en un quinto piso y somos dos las unicas que vivimos en él, a nadie tiene por qué molestarle. Además, era un póster precioso.

Sábado 12 a las 20 horas.
Llegamos de la calle y nos encontramos la felicitación convertida en una bola de papel cruelmente arrugada en la puerta de casa.

La investigación. Búsqueda de culpables.
Por ahora hemos hecho un croquis y, al igual que en una película que he visto recientemente, hemos tenido que ir a comprar el Cluedo para que nos ayude con la investigación pero nos faltan demasiados datos.

Sabemos que en el cuarto piso vive la presidenta de la comunidad. Una mujer muy marimandona a quien le gusta dejar cartelitos de advertencia de todo tipo (cerrar bien la puerta del ascensor, sacar la basura cuando se debe, respetar la tranquilidad de los vecinos, comer dos piezas de fruta todos los días, etc.) Frente a ella, una chica joven con una niña de unos seis años que nos dio las claves de dónde comprar cerraduras baratas.
En el bajo, dos polacos veinteañeros. Mi única relación con ellos fue fantasmagórica. Yo salía del ascensor con unos alicates para arreglar mi vida y la puerta se abrió sola. El chaval llevaba un paquete de beicon para arreglar su pasta. Él gritó por mis enormes alicates y yo por su gelatinoso beicon.
En el tercero viven dos señoras. Una de ella es pintora y ha dejado en el portal flyers de una exposición suya.

Caso abierto.
Nos faltan muchos vecinos, muchos cabos sueltos como para empezar a acusar. Yo he pensado en ir con galletitas puerta por puerta para presentarme y decir: soy la nueva vecina y le invito a mi fiesta de bienvenida. Si suben al quinto verán un cartel con el lugar y la hora…
A ver qué cara ponen. Estaré ojo avizor por si se les frunce el ceño.

lunes, 6 de octubre de 2008

Siempre hay algo que celebrar


Si alguien quiere a una persona, ¿quiere lo que ella quiere?

B&B y viceversa

miércoles, 1 de octubre de 2008

Día uno y ya cansada

Estoy harta. Estoy cansada de cuatro cosas que enumero a partir de ya.

  1. De elegir contraseñas y claves secretas de acceso porque todas están elegidas por otro usuario. O me obligan a que sean de seis cifras. O me recomiendan mezclar cifras y letras. El otro día, con esa obsesión, estaba escribiendo un email y puse dos veces la misma palabra. Me dije: Quietecita; tienes que buscar otra que esa ya la has escrito una vez
  2. De tener que aguantar el escozor de las etiquetas que vienen por dentro de la ropa. Parecen un manual de instrucciones al que arrastro conmigo y me olvido de que tiene fácil solución. Tijeretazo y adiós.
  3. De mover la antena a la par que la ruedecita de la radio pequeña de la cocina. Después de innumerables intentos, cuando por fin he encontrado la emisora (que no es la que quiero sino la que hay), y he preparado mi desayuno, cada vez que estiro la mano para coger la mantequilla el transistor parece estar poseído por los marcianos fffffsssssssssprrrrrrrrr rrprINTERFERENCIASSSffffss ddaaaasldfiejrprpejsjsjjddlkwe.
  4. De la cantidad de versiones francesas que hay de canciones en inglés y en español. No puedo.

    De todo eso estoy cansada.

¡Ah! También me cansé el otro día de una guía turística que nos enseñó unas ruinas encontradas debajo de la Bolsa de Bruselas. La mujer era tartamuda. Yo fui intransigente.

martes, 30 de septiembre de 2008

¡El hombre del saco existe!


Estaba yo esperando al autobús cuando a este cartero se le cayeron todas las cartas al suelo. ¿Qué hago? ¿Fotografío la situación o le ayudo a recogerlas? Opté por la cámara. No capté la situación pero sí al hombre del saco; el cartero de mirada asesina.

Huertamóvil

sábado, 27 de septiembre de 2008

De aviones

Hubo una época en la que el avión era para mí un medio de transporte de lujo que solo escogía cuando la otra opción era el barco. Me inclinaba en su lugar hacia el autobús o el tren. Pero desde que los precios casi no son precios (0,0 € con Ryanair) y desde que me he ido a muchos kilómetros de Madrid, no me ha quedado otra que volar. Y tanto lo he hecho que el otro día acabó una función de teatro y antes de levantarme de la butaca busqué el cinturón de seguridad para desabrochármelo.

Resulta que todos caemos en ese ¡Compre, compre! sin darnos cuenta de que las tasas vienen por detrás y cuando te das la vuelta ya se han pegado a tu billete. Pero las mías por el momento han sido bastante moderadas consiguiendo que venir hasta aquí cueste prácticamente lo mismo que el trayecto en bus Madrid-Segovia-Madrid.

En ese ir y venir a veces creo que tengo suerte y cara de buena persona. Esa es mi conclusión al analizar algunos hechos. Especialmente en cuanto a bultos y peso se refiere. Y lo digo en comparación con otros viajeros que me advierten que tenga cuidado porque:
1. “He llevado una maleta (que cabía de sobra en la jaulita que mide sus dimensiones) y mi ordenador y me han hecho facturar una de ellas cobrándome 5€/kilo”.
2. “Hemos intentado pasar varios quesos delicatessen (que habían sido elegidos cuidadosamente) por la línea policial y nos han dicho que tenían que estar envasados al vacío. En vez de que se los quedaran ellos hemos salido de la cola y se los hemos querido regalar a alguien. La primera persona los ha denegado por miedo a que le envenenáramos y la segunda los ha cogido con una sonrisa y un merci beaucoup”.
3. Como los sitios no están numerados, “hemos viajado pegados al baño atrás de todo con tanto calor que el sudor nos hacía resbalar del asiento”.

Pues bien. Mi última experiencia fue la siguiente. En primer lugar me llevé maleta (que superaba por mucho el peso y medidas permitidas), mochila y bolso. Fui directamente a la cinta que lo pasaría por los rayos X y el policía muy amable, “déjeme que le ayude con sus bolsas”.

A continuación la mujer que mira la pantalla “¿qué es eso que lleva en el tarro de cristal”. Eso era miel deliciosa de mi pueblo. Le había dicho a mi madre que eligiera una que estuviera bien solidificada. Ella eligió un tarro de cristal con medio kilo y lo envolvió en burbujas. Así que le contesto, “miel de mi pueblo”. “Enséñemelo”. Mis padres (en adelante, paps) al otro lado del cristal observaban la situación intentando leer nuestros labios. Me veían desenvolver su paquete y mostrárselo a la señora. “¿Ve? No se mueve. No es líquido”. Y me responde “Ande, guárdelo antes de que el calor lo licue y no se lo deje pasar”. Les tiro un beso a mis paps (lo leyeron perfectamente) y les guiño el ojo, algo que solo consigo poniendo un gesto de imbécil por lo que nunca lo uso como sexy llamada de atención. Lo más curioso es que el bocadillo de jamón y queso envuelto tan solo en papel albal pasó tan campante probablemente protegido por la agresiva miel.

Por último. En cuanto al orden de entrada al avión, hay un cuadradito en internet dentro de datos de pasajero con la opción: ¿Desea ser uno de los primeros pasajeros en embarcar? Yo no lo elegí pero una vez en el aeropuerto cambié de opinión. Para bajar a la pista entré cojeando en el ascensor para minusválidos llegando a ser la primera en embarcar. Espero la suerte me acompañe.

lunes, 22 de septiembre de 2008

No fumar perros

Un amigo recién aterrizado de China me ha contado que en la cultura popular china hay un refrán que dice que se comen todo lo que vuela excepto los aviones y todo lo que tiene patas excepto las mesas. Vamos que, creencia generalizada, los perros están incluidos en sus menús. Lo que yo no sabía es que se los fumaban. O eso deben hacer para poder prohibirlo después:
No fumar perros, NO.

domingo, 21 de septiembre de 2008

Jóvenes arrasadores

En la misma ciudad, Madrid, el mismo día, 21 de septiembre y con pocas horas de diferencia, se ha celebrado el triunfo de dos jovencísimos ases del deporte español.

El tenista Rafael Nadal, de 21 años de edad, pasa a la final de la Copa Davis tras derrotar al norteamericano Andy Roddick en un enfrentamiento desarrollado en un enclave inédito: la Plaza de toros de las Ventas. Allí, sobre la tierra roja y húmeda de la lluvia mañanera, el número uno del mundo ha dejado claro una vez más que el nivel al que juega es el más alto. A medida que pasaban los minutos el estadounidense se iba viniendo más y más abajo pagando su ira dando raquetazos contra el suelo sin ocultar su cara de humillación. Esperamos que Nadal cumpla su promesa de hacer "el último gran esfuerzo" y salga de esta temporada plagada de éxitos como lo ha hecho de las Ventas: por la Puerta Grande.

Tal relevancia ha tenido el partido que su retransmisión ha cogido el espacio del informativo de las 15 horas de Televisión Española pasándolo a las 16 horas (fin del partido). Y al hacerlo, las noticias se han convertido en una especie de titulares algo más ampliados de lo habitual pero han pasado enseguida al deporte y, de nuevo, a la conexión en directo con los reporteros y los tenistas.

También ha ido sobre ruedas la final de Vuelta Ciclista a España de este 2008 poniendo su broche final en la Castellana de Madrid. Alberto Contador, acaparador de las otras dos grandes, el Giro de Italia y el Tour de Francia, se ha hecho en la capital española con el maillot amarillo. Es decir, con tan solo 25 años se ha convertido en el primer español en alcanzar lo que llaman la Triple Corona.
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Con estos dos campeones de larga trayectoria recorrida pero aún con mucho por demostrar, España está de enhorabuena.
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Y yo, después de rechazar varias ofertas de mierda de prácticas, estoy viendo todo esto en la tele tirada en el sofá y pienso: Y yo que tengo su edad, ¿qué hago? Y también pienso: España estará aún más de enhorabuena cuando ofrezca más facilidades de trabajo al resto de jóvenes del país. Jóvenes arrasadores... si nos dejan.

viernes, 19 de septiembre de 2008

Bernabeu - Bate Borisov

Una vez más he sufrido un desengaño. Lo que creí que sería el fútbol es… otra cosa. Precisamente un día después de una acalorada discusión nocturna sentados en el parque sobre la cultura del fútbol, recibo una invitación para ir por primera vez al Santiago Bernabéu. Línea 10 de metro. Los vagones quedan prácticamente vacíos y nada más salir a la calle reparten una revista con datos técnicos de los equipos. Hoy se juega contra Bielorrusia.

Miro a mi alrededor. ¿Qué veo? Pues que sumando características y haciendo la media, la figura que más representa a un aficionado es la de un hombre moreno de 1.75 m de altura y 30 años de viejura. A mi espalda, un par de puestos con merchandising y con minis de cerveza y pipas. Delante de mí, una pareja de policías paseando a caballo hacen que por un segundo me despiste. ¿Esto es el hipódromo? No. Es la Champions League. Por fin podré gritar en vivo y en directo ¡Hola fondo norte! como tantas veces ensayé en el autocar de excursiones del cole. Desenfundo mi entrada y allá voy. Para lo cual me fijo en el asiento que me va a corresponder. No tengo más que leerlo... Y releerlo. ¡Y releerlo! Y por fin ubicarme. Estoy en: Puerta D. Vomitorio 529-N. Sector 629. Fila 0005 (¡tantos ceros me anulan!) Asiento 007 (el de Mr. Bond).

Hasta ayer, cada vez que se mencionaba el Estadio o pasaba por delante, me decía: solo conozco cuatro cosas de este lugar. Empezando por la primera y llegando a la cuarta pasando por las otras dos, aquí están:
1. El césped. Porque mi hermano trabajó en su sofisticada instalación.
2. El entretiempo. Para mi primo uno de los momentos estrella es el bocadillo de tortilla.
3. Los ingresos. Porque estuve pensando trabajar de azafata de un palco.
4. Un libro. El que escribió un periodista infiltrado en los ultras sur. De hecho nada más llegar he preguntado a un aficionado que dónde estaba el garito El Refugio (el de los ultras). Justo al otro lado, me dice. Lástima.
Mientras desciendo las escaleras desde lo alto pienso en lo fácil que sería marearse y caerse rebotando hasta abajo. Estoy junto a unos bielorrusos que acaban de colgar sus banderotas y de salir en la gran pantalla. Para sentirme integrada me dedico a repetir lo que dicen y me bielorrusa (me vuelvorrusa).
A partir de ahí, nos mandan sentarnos. Salen los jugadores. Se saludan. Una enorme bandera con forma de balón es ondeada por un montón de niños en el centro del campo. Se despeja el campo. Se preparan los dos equipos y pííííííííííí. Empieza el partido con el marcador 0-0. En realidad para mí el show ha empezado ya hace un rato pero sigo sin entender del todo la lógica del espectáculo al que acudo. Lo que tengo claro es que la gran cantidad de gente que hay a pie de pista me tiene mucho más entretenida que los jugadores en sí. Entre estas personas están los fotógrafos. Se sientan detrás de la portería con unos objetivos tan largos que más que conseguir el efecto cercanía del zoom lo que hacen es que la cámara toque físicamente la pelota. Hay además chicos y chicas muy arregladas sentadas en sillas mirando hacia las gradas. No sé muy bien si están para controlar revueltas o simplemente castigadas sin ver el partido (a pesar de que las he visto mirando atrás con el rabillo del ojo).
También están castigados los suplentes. Están calentando en el lateral izquierdo. Están mirando a sus compañeros y parecen estar deseando que se fracturen un par de tobillos (o tres) para salir a reemplazarles. Algo que ha ocurrido enseguida y que ha obligado a los camilleros con camisetas fosforitas a correr al auxilio de un jugador de acá, español. Han llegado volando y se han llevado al deportista igual de veloces. Poco tiempo después ha habido otra llamada de socorro. Este segundo futbolista era del más allá, de los invitados, y han ido a recogerle como quien va a comprar el periódico un domingo por la mañana con su perro de 80 años (edad humana). Sin prisa ninguna. El partido sigue aburridísimo. De 1-0 a favor del equipo anfitrión se pasa a un 2-0 tras un gol en propia puerta de los bielorrusos que me da más pena que risa.
Los que mejor se lo han pasado al final han sido los ultras en el Fondo Sur, justo al otro lado del estadio. A ellos no solo les permitían levantarse sino también desplazarse derecha e izquierda el tiempo y las veces que quisieran. Les dejaban incluso hacer movimientos que me recordaban a aquel baile de la pequeña Miss Sunshine.

Se acaba su función. Fin del partido. Fin de esta historia.

viernes, 12 de septiembre de 2008

Después de la tempestad… las hojas


Aunque lo parece, no es otoño sino el resultado de una noche de tormenta eléctrica. Un fenómeno que se produce generalmente en primavera y verano y se manifiesta en forma de rayos, relámpagos y truenos. A menudo viene acompañado de granizo y vientos fuertes, como se pudo comprobar recientísimamente en Madrid.
Desde las ocho de la tarde daba la impresión de que en el cielo estaban de fiestas. Todo eran luces intermitentes: relámpagos que iban de una nube a otra cual pelotas de ping pong. Cuando muchos ya dormíamos, cayó una brutal tromba de agua helada.

Al día siguiente el suelo estaba lleno de hojas. Hojas y trocitos de cristal de las ventanas de los coches. Hojas y palomas muertas… que si han sido buenas irán al cielo. A las fiestas patronales.

Curiosidad: ¿Cómo saber a qué distancia ha caído un rayo? Sólo es necesario contar los segundos entre relámpago y trueno, y dividir este número entre tres. El resultado estará dado en kilómetros. ¿Por qué? Porque la velocidad del sonido en el aire es 300 m/s.

sábado, 6 de septiembre de 2008

Madrid elimina las plazas gratuitas de las guarderías públicas

"Madrid elimina las plazas gratuitas de las guarderías públicas. La cuota mínima pasa de cero a 45 euros al mes a partir de este curso - El nuevo sistema de tarifas beneficia a las familias con rentas más altas ". Diario El País, 3-09-2008.



"Menos casinos, más guarderías". Propaganda en las calles de Bruselas. 28-07-2008.

Señora Cigüeña, por ahora quédese en París.

lunes, 1 de septiembre de 2008

Meštrović, gracias.

Siempre lo he dicho. Si tuviera que elegir entre pintura, arquitectura o escultura, siempre la escultura. Es la única que rapta mi mirada, la única que hechiza a mis ojos e hipnotiza mi corazón. En Zagreb descubrí a Meštrović: un maestrović.

viernes, 29 de agosto de 2008

¿Sabías que...?

¿Sabías que en Croacia se inventó la kravata (corbata, claro)?
¿Que el inventor del sistema eléctrico que hoy en día disfrutamos era serbio y se llamaba Nikola Tesla (Никола Тесла)?

¿Sabías que el Rakia es una bebida bálcanica que al pasar por tu garganta se convierte en volcánica por los 60% de alcohol que posee? ¿Que suele ser casera y en ocasiones guardada en botellas de agua (voda)? ¿Sabías que sin saber lo anterior dí un trago abrasador?
¿Sabías que Bob Esponja vive en la cima de la catedral de un lugar llamado Novi Sad?
Yo no lo sabía.

jueves, 28 de agosto de 2008

¡VIVA ZAGREB!

He conocido Serbia y me voy a Croacia en tren. Primero he subido la maleta y he pensado: ahora como en las pelis el tren sale con ella dentro y sin mí. No ha sido así. También he pensado que en el tren dormiría mejor que en el autobús. Tampoco ha sido así. Me han despertado primero para pedirme el ticket. Algo lógico y con lo que contaba. Pero lo han hecho dos veces. Luego han pasado a comprobar que no llevábamos productos de contrabando: ¿Llevan alcohol? ¿En la maleta o en la sangre? ¿Tabaco? No. ¿Porno? ¿Por? No. Y por último han supervisado (supervisión = capacidad propia de superhéroes de ver a través de la mochila) los pasaportes a los que han puesto un sello. Ha habido otros dos controles más... En fin. La verdad es que esto y el hecho de tener que cambiar dinero y olvidarte de los euros te hace sentir que estás en otro país. Da la sensación de que estás viajando. (En la Unión Europea eso ha desaparecido). Por otro lado hay cosas que cada vez son más parecidas en todas partes. Tanto a Belgrado como a Zagreb ha llegado el dueño del grupo Inditex (Zara y compañía), culpable de que las avenidas de muchísimas capitales del mundo tengan escaparates idénticos restando así la particularidad de esas ciudades y acabando con el comercio local.

Me quito esos pensamientos. Sigo totalmente desvelada. Pasan los minutos. Miro por la ventana. Vuelvo a mirar y por fin: ¡ZAGREB!

(Muy fuerte: mientras transcribo este texto de mi cuadernillo de viaje, en Telemadrid ponen una de James Bond. Y en este mismísimo momento el Agente 007 está cruzando en tren ¡de Belgrado a Zagreb! Temerosa coincidencia...)

Segundo día en Belgrado

Es mi segundo día en Belgrado. Hemos visitado la fortaleza de Kalemegdan desde donde se ve… ¡¡El Amazonas!! No, pero casi. Es el Danubio devorando a otro río casi tan grande como él, el Šabac. Entre medias hay una isla en la que vive una especie de ave única en el mundo. He ido a nado con mi cazamariposas (por lo visto es un pájaro pequeño) y alguna que otra trampa casera. Al llegar a la otra orilla me he puesto a explorar como loca. Mi ambición era traerme a España una pareja que procreara. Pero soy nueva en el tema (en el tema de la caza y la procreación) y no he tenido éxito.
Después de todo un día bajo el calorazo, la noche nos ha llevado a barco con música buenísima. Y más tarde de camino a casa, hemos comprado algo obligado si vas a los Balcanes: burek (algo parecido a la empanada rellena de queso o carne bastante grasienta) y yogurt para beber. Nos lo hemos llevado a un parque y nos lo hemos comido sentados en un banco. Para mí ver césped va unido a sentarme en él. Y no es que esté prohibido pero sentarse en el suelo no es para nada un hábito en estos territorios. Ello quedaría constatado al mirarme raro cuando en Croacia volví a intentarlo sentándome en un jardín que me llamaba. Pequeños detalles o manías de cada uno, supongo.
En ese parque, respirando plantas aromáticas, nos hemos muerto de risa y así de muertos hemos subido al paraíso. Los chicos de detrás han querido unirse y se han puesto a cantar Knock knock knocking on heaven´s door.

Beer Fest

Son las 20 horas. Por fín ha refrescado un poco en la capital serbia (el termómetro ha bajado a 30º C). Desde el centro de Belgrado parten autobuses a reventar en los que para entrar hay que encajarse cual ficha de tetris. Mientras en los altavoces suena Radio Danubius FM, gotitas de sudor caen por nuestras cabezas. Cabezas cuyo único pensamiento es llegar al Beer Fest a degustar una merecida cerveza. Una o unas cuantas de las 40 marcas diferentes que se ofrecen: Lav representada por un león o Jelen, entre otras.
El Beer Fest, Festival de la Cerveza de Belgrado http://www.belgradebeerfest.com/ , reunió durante cuatro días (20-24 agosto) a cientos de miles de personas, la gran mayoría procedentes de los países de la Ex-Yugoslavia. La unión de la cerveza y la música en directo es un pretexto para atraer a una población que un día compartió la misma nacionalidad.
En esta sexta edición por el escenario pasaron grupos de Bosnia & Herzegovina, Croacia, Eslovenia, Macedonia, Hungría, Montenegro y por supuesto, de la anfitriona Serbia. Algunos de ellos son grupos tradicionales cuyas canciones son tarareadas por todos (ahí se nota quien es forastero) como es el caso de Galija. Y otros de más reciente aparición. Auténticos booms de reconocimiento internacional como Block Out. El instrumento balcánico por excelencia, la trompeta, no faltaba aunque en ocasiones fuera con calzador, pero siempre consiguiendo un efecto inmediato: que los pies no se quedaran quietos.
Este año la organización, The Belgrade Cultural Network Music and Mono instaló el evento en un recinto abierto llamado Ušće en la zona más moderna de la ciudad, Novi Beograd. Hasta ahora se había celebrado en un parque flanqueado por el inmenso Danubio, la fortaleza de la ciudad y el zoo. Pero se vieron obligados a trasladarlo debido al creciente número de asistentes. Y quizás empujados también por un desagradable y casi inexplicable suceso al caer un chico en la jaula del oso…
Así, el Beer Fest se ha convertido en un acontecimiento anual obligado. Para Dine, que viene de Sabac, es todo un orgullo invitarme a una cerveza Češco de su ciudad natal mientras me cuenta: Por culpa de estúpidos políticos y una situación economica degradada por las guerras (el último bombardeo a Belgrado ocurrió en el recientísimo 1999) no hemos podido disfrutar de ningún tipo de festival como ocurre rn otros países. Y añade, Me gustaría borrar la imagen que difunde la tv de que Serbia es insegura. Quiero que la gente venga y vea lo maravilloso que es nuestro país. Para mí es muy difícil salir. Es muy complicado conseguir un visado. Me habla de la existencia de una página web http://www.backpackers.org.yu/ que motiva al mundo entero a visitar los Balcanes.
Brindamos la segunda ronda deseándonos larga vida, živeli y salud, u zdravlje. Y... ¿Te apuntas el próximo año? No lo dudes.

martes, 26 de agosto de 2008

¡VIVA BELGRADO!

La ciudad de Belgrado (Beograd) me recibe en cirílico y en cirílico me despedirá.
Desde que se me cumplió el deseo de venir a la Península Balcánica no he parado de mirar el mapa y marcar lugares con el rotulador rojo. Por fin me siento dentro de ese mapa y me imagino que un rotulador baja del cielo y está a punto de aplastarme.
Mi primera impresión es que Belgrado es a Kusturica como Madrid a Santiago Segura. A esa insostenible conclusión llego tras hablar con un amigo que como tantos otros serbios, croatas o bosnios ha visto reflejada su cultura en Torrente.
Se hace de noche. Hace muchísimo calor. Por suerte las calles están llenas de fuentes. Aunque no será el agua la que más nos refresque. Será la cerveza y será en el Festival de la Cerveza.

Escrito el dia 5 de agosto

11h. Aterrizo en Madrid desde Bruselas.
13.40h. Tengo cita para renovar mi DNI. Mi foto no es válida así que voy a hacerme una nueva. La tienda está llena de ideas para convertir tu foto en materia prima de... un calendario, por ejemplo. O un reloj. Un reloj donde plantar tu careto y clavar las manillas en tu nariz. O una camiseta con foto y mensaje. O llaveros, chapas y hasta las cortinas del salón. Llega un momento en que me canso de asimilar todas esas impresionantes ideas y aún no me toca. Hay bastante gente en la cola con cara arrugada y gris por no poder estar en la playa. Entonces aparece la típica persona pesada que quiere comenzar una conversación y lo hace soltándome la frase trillada: El que espera desespera. Y yo respondo: La paciencia es la madre de la ciencia y es mi turno así que, disfrute usted de su desesperación.
15h. Acabo las gestiones y, después de una excelente comida familiar, voy al Pantano. Es un lugar en la provincia de Segovia donde lo que fueron arenas movedizas y piedras del sendero se ha convertido en un auténtico camino por el que cada vez llegan más y más coches. Quiero mantener su exlusividad y evitar que se difunda su existencia así que no pienso facilitar sus coordenadas.
20h. Llego al Pantano.
21h.Me subo a una colina por encima incluso de los buitres leonados que planean en círculos (seguramente estén pensando en lo rica que estoy). Al mismo tiempo un pájaro carpintero está erre que erre picoteando un árbol y un venenoso alacrán pretende camuflarse en el suelo. Vamos, sal chavalote, que te he visto.
21.30h. Escalo unas rocas para encontrar cobertura del móvil y veo que mi teléfono está agotado de buscarla. Se hace el bizco y hasta echa espuma ficticia por las ranuras de su esqueleto de plástico. Abandona la operación. Me dice: Es imposible. Y añade: Descansa y olvídate unos días de mí.

22h. Se ha hecho de noche y sigo en las rocas. Hoy hay lluvia de estrellas pero no veo ninguna. Las siento pasar por detrás de mí. Por fin he conseguido girar mi cabeza fugazmente. Nada.
24h. Estoy en la cama. No tengo estrella fugaz, es decir, no tengo deseo gratis. Por si acaso voy a pensar con todas mis fuerzas en algo que quiero de verdad. Quiero... deseo... No sé... ¡¡¡UNA VISITA A LOS BALCANES!!!

jueves, 31 de julio de 2008

Vacaciones

Trrrr-trrrr, tac-tac-tac, trrrr-trrrrr. Es una maleta por la calle. La llevan a la oficina para salir directamente de vacaciones. Como me ha visto que la miraba de reojo y con mucha mucha mucha envidia, me ha preguntado si quería ir con ella y yo he contestado que sí, que claro que sí y que muchas gracias Señora Samsonite. Y la verdad es que es lo mejor que puedo hacer porque en el barrio todo ha quedado ya inactivo.

El bar portugués de enfrente ha colgado el cartel de cerrado por vacaciones (¿pero estar dentro de un bar no es estar de vacaciones permanentes?). El hombre que pide dinero (o cigarros o un chicle o… viendo que estoy más pelá que él me acepta un simple hola) me ha preguntado que si quiero hacerle la suplencia estival cosa que me viene muy mal porque por un lado (por el izquierdo) el doctor me ha dicho que evite la vida sedentaria (que mueva más el esqueleto) y sedentaria (que lo haga con copazo en la mano) y por otro lado (por el derecho) mis padres me han prohibido hablar con extraños, algo que se arreglaría con una presentación previa.

También he dicho adiós a las prácticas con una barbacoa laboral y una noche laborable-memorable. Todos estos indicadores me llevan a pensar que tengo que tomarme un tiempo de descanso en mi querida España esa España mía esa España nuestra. Pero antes debo preparar todo para mi regreso a Bruselas en septiembre. Es decir, hacer la mudanza a la casa nueva y encontrar curro para lo cual estoy actualizando mi CV, escribiendo miles de cartas de motivación (aunque en estos momentos lo único que me motiva es un mojito en la playa y mi sobrino en cualquier lugar), estoy yendo a entrevistas y... vuelta a lo mismo por lo que pasé meses atrás.

Total, que voy a echar la llave y abriré el candado cuando lo hagan los colegios. Sigo rigiéndome por las agendas y calendarios escolares en los que cada año comienza en septiembre. Me los compro pero, eso sí, siempre arranco las páginas de “periodo de exámenes”, “ausencias” y “notas del tutor”.

martes, 22 de julio de 2008

Rubén Darío en Gante


La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
(...) La princesa está triste, la princesa está pálida.
¡LA PRINCESA PALMA ESTA NOCHE!

sábado, 19 de julio de 2008

Sin banco, sin pipas y sin tutú

Hacía mucho tiempo que no me sentaba en la calle simplemente a mirar y eso es porque no hay bancos que te inviten a hacerlo (por eso tampoco se venden pipas). Acaban de caer en ese detalle y, después de siete años de reforma, por fin han terminado una plaza bastante grande, Flagey. Su único atractivo son unos bancos de 20 metros de largo cada uno (medidos con la precisión de mi ojo) que la rodean.

El caso es que lo que vi el otro día soleado (día en que nadie se queda en casa) lo hice apoyada en el poyete de la ventana de un bar cerrado por bancarrota debido a que los camareros hacían más "sinpas" que los clientes. ¿Qué vi? Simplemente gente pasando en todas las direcciones y sentidos. Haciendo vida de barrio, vida urbana, vida y punto.

Una bandada de cuervos peleándose no por unas cuantas migajas cedidas por el vecino amante de los animales, sino... ¿qué es eso? ¡Un pollo entero! Se me ocurre entrar en combate para evitar ese acto de cuasicanibalismo pero es demasiado tarde. Ya han acabado de despellejarle y están a punto de hincar sus picos en la carne antes de pasar al postre: los órganos internos color chocolate.

A escasos metros, sentado en la terraza de una cafetería, un grupo de mujeres de oficina vestidas de traje de chaqueta negra y tacón de doble filo se concentra en sus agendas para fijar la fecha de la próxima reunión donde abordarán todos los temas que una vez más han quedado en el aire. Al mismo tiempo, una de ellas grita y ridiculiza a otra que no sabe hacia donde mirar. Está despellejándola viva. Otro sketch caníbal.

Sigue agitándose la ciudad y pasa un ciclista callejero a punto de ser arrollado por un tranvía. Se trata de un hombre a quien veo a menudo llevando a la espalda un peluche que es mochila a la vez. Pero el de este día es solo peluche. Es un oso hormiguero gigante que le rodea completamente y parece ser quien tiene el control absoluto de la bici. Es una sustancia dopante materializada en un animal sintético... ¡Quiero uno!

Por último, mientras me arrepiento de haberme comprado un helado de pistacho por tener sabor a chicle de sandía con calcomanía de regalo, un papá (padre número uno) le da dinero a su hija que va vestida con un tutú para que ésta se lo de a otra niña que baila sin tú-tururú-tutú y que pasa la gorra con su padre (padre número dos). Jo, cuestión de azar, me digo (pero me lo digo por dentro, sin hablar ni nada). ¿Y si doy la vuelta a la situación? ¿Y si cambiamos una niña por otra? No sé. Pregúntaselo al padre número uno. O al número dos. O siéntate conmigo a mirar (sin hablar ni nada) desde mi banco.

sábado, 12 de julio de 2008

Punteos (o apuntes) de Rock Werchter

Alojamiento, el camping
Un lugar reinado por la tranquilidad de gente leyendo el periódico, jugando a las cartas y acabándose latas alcoholizadas. No hay djembés ni música cuyo volumen atraviese las paredes de las tiendas de campaña. Por tanto, un rock silencioso roto por los gritos de mi compañera de aventura (quien me conoció estando yo completamente desnuda hace casi 25 años) que olvida que las tiendas de campaña se protegen de los bandidos con unos hilos transparentes que sobresalen un metro de la tienda hasta clavarse en la tierra. Se llaman vientos. De repente ha pisado uno y está volando, gritando, moviendo los brazos con intención de volar, hasta que es salvada por un holandés grandullón.

Festivaleros del Werchter
Personajes como el típico cómico inglés que nos suelta su monólogo y se pira dejándonos muertas de risa diciendo, You were a great audience. Se va porque van a tocar ahora los Hot Chip que si se unieran a los, digamos, super cool Roast Chickens en español quedaría: ¡Ey, que van a empezar los Pollos Asados y las Patatas Calientes!

Pocos asistentes fuman (tabaco) a pesar de que muchos carteles gritan: Weed needed! Bastantes se ponen tapones en los oídos porque han pagado menos y les obligan a oír todo más bajito. Muchos visten con ropa merchandising. Y todos se emocionan cuando entre un concierto y otro les enfoca la cámara. Se vuelven locos por salir en las dos pantallas del tamaño de 128 campos de futbolín.

Las instalaciones
En un festival español es impensable no esperar colas para pedir bebidas o para entrar al baño (caja móvil estercolera). Lo normal es perderte los 30 minutos de concierto mientras te haces amigos de espera que luego saludas, ¿Qué pasa colega de cola? ¿Se te colaron muchos? En Bélgica, no hay que esperar.

Algo también inconcebible en España y que en la Bélgica flamenca no se cuestiona: jabón para las manos siempre y siempre papel higiénico disponible. De hecho los puestos creados para el evento son de una especialización laboral tan extrema que entre otros se ha creado el de "dador" o "sujetador" de papel higiénico. Empleado que sujeta los rollos mientras tú coges papel pensando, Sabe que voy a cagar.

Los obsequios
Gorras, bolsos, abrelatas, cojines, cepillos de dientes (¿?), un sillón de esos inflable que fue la envidia (ganado a pulso tras vencer a mi contrincante, Ave César, los que van a ganar te saludan) y bebidas que podías adquirir sin pagar. Dos modos de beber gratis:
1. Modo fácil pero trabajoso. Por cada 20 vasos de plástico vacíos que recogías por el suelo, por las barras o de las manos de la gente, te daban uno lleno. Típica estampa: personas con torres de vasos en ambas manos.

2. Modo facilísimo. Encontrándonos tickets bebida. Ocurrió una vez. Había un fajo de tickets de esos a los pies del señorito que bailaba delante. Y mi hermana decía: ¡cógelos antes de que te vea! Hasta que el hombre va y los pisa: Espera, espera, ahora no... Y los despisa: ¡Píllalos YA! Dilema. El angelito del hombro derecho dice: pero es que eso es una putada, 15 euros que pierde el pobre. Y el demonio tirando de mi mano: Si no los coges tú los va a coger el de al lado que también los está mirando. Basta de bondades. Me agacho y los meto ágilmente en mi bolsillo: ¡HUYAMOS!

Teniendo todo en cuenta, grabando en nuestra memoria los dos días de sol al que dejamos abrasarnos (una semana después aún la mantequilla fundiéndose en una sartén tiene el mismo efecto que la crema en mi cara) y sin olvidar la calidad altísima de los que completaron el cartel (para más información http://www.rockwerchter.be/), me quedo con el mensaje del autobús de mi foto del día 1 de julio: "Good music makes good people".