sábado, 27 de noviembre de 2010

Gringada

Me contaba un mejicano muy chingón que, como había que recortar gastos, ahora que se acerca fin de año en su empresa les habían propuesto elegir entre "la sena o la sesta". Lo de la cena lo entendí pero me despedí de él pensando que qué sería aquello de la sexta. ¿La sexta... qué? ¿Una sexta paga extraordinaria? Esta gringa está en la parra, pensaría él.
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Ojeando un mini artículo sobre micología caí: aaahhhh, se refería la cesta de navidad. Esa que viene con productos valorados en mayor o menor grado de generosidad cuya función es, en dos mordiscos de polvorón y un par de tragos a la botella, quitar los sinsabores que haya habido en un año a pico y pala.
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Esta mañana he visto cinturones de diferentes colores y tamaños esparcidos en el suelo de la calle. Hay quien aún tiene suerte de recibir una "sesta". A la inmensa mayoría no le queda otra que ajustarse el "sinturón".

domingo, 21 de noviembre de 2010

Arrollador Arcade Fire

Han entrado arrollando, han tocado dejándose la piel en los instrumentos y el alma en la pista, y se han ido cuando sus voces aún serpenteaban entre los incrédulos asistentes que clamábamos más. En inglés y en voz en grito: MOOOOOREEEEEEE! Pero sé que aunque hubieran seguido 4 ó 5 horas (cosa que dudo pueda soportar cuerpo humano alguno), a nosotros, insaciables, tampoco nos habría bastado. Y sé que, típica fiebre postconcierto, nacerá en muchos de nosotros un frikismo Arcade Fire que nos perderá en zocos cibernéticos, foros, blogs y páginas güeb donde encontrar las más insignificantes curiosidades de los componentes del grupo. El Butler, la Regine, la Sarihta, el Jeremy,...
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Pasados sesenta minutos, el directo me ha recordado una noche en Maputo en la que un torrente de lluvia me despertó colándose a través de la mosquitera de la ventana de mi dormitorio. En la vida había visto nada así. Cerré bien las contraventanas y, después de secar el suelo con una fregona que demostró capacidad de absorción para emergencias alerta roja, me fui corriendo a la terraza a contemplar esa bestialidad. Eso no era lluvia, era una descarga acuática, lumínica, sonora y energética de origen divínico. (Cuando amainó el espectáculo a domicilio, con mentalidad capitalista me pregunté: ¿Si echo una moneda, se repetirá?)
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Así son estos canadienses. Llenan el Palacio de los Deportes hasta los topes y se entregan funcionando como un mecanismo de engranaje perfecto. Sus ocho componentes exprimen cada instrumento (entre ellos, ¡dos baterías!) que van pasando de manos como quien juega a las cartas. Tan pronto tocan el acordeón como una guitarra o se marcan una canción integral con el micrófono principal. El resultado se filtra por todos los poros de un público que, dicho sea de paso, se han metido en el bolsillo desde el primer tema. Además, haciéndonos un favor a los que controlamos mejor su disco Funeral, lo han recorrido casi en su totalidad.
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Sin tener en cuenta una iluminación de base, como único efecto audiovisual han contado con alguna videoproyección que agilizaba más aún, si cabe, la puesta escénica. La imagen de dos caras en blanco y negro con ojos penetrantes y boca redonda parecía acompañar nuestro MOOOOOOOOOREEEE! Otra vez será, será... ¿Será en el 2011?

sábado, 20 de noviembre de 2010

Distracciones

Entre ñoña y dulce, Julieta Venegas ha desplegado las lengüetas de su acordeón y lo ha hecho media hora más tarde de la hora prevista. Delante de las figuras de Don Quijote y Sancho Panza, hoy, en la Plaza de España, todo se hacía al modo mejicano, sin prisa. Olía a Méjico, sabía a Méjico y sonaba internacional.
El sonido saturadísimo y los micrófonos acoplados le han servido para presentar una de sus canciones en la que los errores, ha disculpado, forman parte de nuestro día a día. Ha hablado de amor, de instantes eternos, de emigrantes, de distracciones (la mía: bajar al concierto). Ha hablado de revolución, no la que acabó con el porfiriato, sino de la que se produce en nuestro interior cuando nos damos cuenta de que algo está demasiado quieto.
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En cualquier caso, el contenido de sus temas no aporta nada que no se haya dicho ya, nada Original (parafraseando una de sus canciones) pero sí lo es el modo de cantarlos. Algunos parecen baladas, otros se acercan al hip hop al más puro estilo Mala Rodíguez y los hay semejantes a nanas con melodías muy agradables al oído que, de vez en cuando, apetecen. Y hoy apetecía escuchar en directo a esta recién estrenada mamá.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Reclamación


Por 4€ nos dieron dos pintxos + las dos cañas pero... ¿Y los vascos?

jueves, 18 de noviembre de 2010

Holadiós a T Funkey

Mi estreno en la Sala Caracol como espectadora ha tenido la suerte de contar con The Funkey. Este grupo consigue lo que promete. Por un lado, provocar sensación de bienestar y ganas de desmElenarse, y por otro hacer vibrar hasta el último dedo del pie creando música de colores (aunque aquí estén limitados al azul grisáceo y al gris azulado).


En el eje del escenario, T, su vocalista, es la directora de orquesta, la estrella sobre la cual giran el resto de musicastros de esta banda que, según nos contaron, tras este concierto, cierran una etapa.
- "Vamos a ir más allá"
- "¿Más a jazz?"
- "No"
- "¡Ahhhh!"
¿Hacia dónde se dirigen? Está por ver.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Hasta aquí hemos llegado

Un autobus pasó por la parada de la calle Isaac Peral y, debido a un caso de exceso de amabilidad, ahí se quedó.
Estábamos a la espera Una y la Otra. Cuando la Otra llegó, Una ya estaba en el banco sentada fumando un Camel light mentolado. Debía llevar esperando un cigarro y medio porque había una colilla también de menta, también light y también Camel entre sus pies.
Se aproximó el 44, abrió sus puertas y Una dijo a la Otra que pasara ella. Pero la Otra entendió, que por justicia ciudadana, Una había llegado antes y que debía pasar ella (Una) en primer lugar.
Una insistió a la Otra. La Otra, halagada, hizo lo propio y cedió su turno a Una. Finalmente, la Otra decidió pasar pero lo hizo al mismo tiempo que Una y las dos se quedaron encajadas en la entrada del autobús.
El conductor, por respeto a la vida y por no deshacer el pack, evitó cerrar la puerta bloqueda y cogió el micrófono: "Pasajeros, todo el mundo abajo que hasta aquí hemos llegado".
Y así fue como Una y la Otra se fusionaron y se convirtieron en Una.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Ilusión a la basura

Hay trabajadores que con el único objetivo de dar envidia al resto del mundo, se van guardando todas las vacaciones del año, horas extras incluidas, para disfrutarlas en el mes de noviembre. A veces eligen un lugar cálido como la Isla de Bali con tiempazo, paisajes de ensueño y horas para perder en la arena. Y pienso, bueno, esa imagen la tengo en mi salvapantallas y total, con la calefacción pegada a la espalda y un termo siempre entre las manos, aquí no se está tan mal.
Otras veces se compran un billete a destinos montañosos, los fotografían, los titulan Tocando el cielo desde el andino Machu Picchu y te lo envían al móvil. Mi reacción: para cuatro ruinas, la piedra que uso de pisapapeles. Y sin pasar mal de altura.
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Cuando los empleados descansan a destiempo y por tanto, más holgada está la plantilla, es cuando los espíritus canallas quedan a tomar un vermú en el Económico para decidir cómo complicar la existencia de los que nos quedamos cumpliendo horarios. Falla la conexión a internet, te hacen preguntas que nunca debieron haberse (o haberme) hecho y se organizan eventos con necesidades atípicas e imprevistas que no sabes por dónde coger, ni por dónde soltar, que hay que cubrir y que una compañera describe diciendo "Han pedido un mono colgado de una lámpara". Ahí te apañes.
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"Esta vez se han pasado. No quieren un mono: ¡Quieren el gorila!". Traducción: a última hora han solicitado un profesional que controle de tramoyas. Trapo... ¿qué? Consultamos de inmediato a la RAE. Tramoyas: máquinas para figurar en el teatro transformaciones o casos prodigiosos.
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Casos prodigiosos... mmmm. Resulta que actúa el sublime(nal) Juan Tamariz en el mismo escenario donde en su día se grabó Hablando se entiende la basca (prehistoria de Tele5). Nos han enviado un listado de condiciones técnicas con lo que, a la fuerza, me he enterado, sin piedad, de todos toditos sus trucos. Lo que ellos llaman asistencia de luz y sonido yo lo llamaba magia. A mis ojos, este maestro se ha caído del pedestal. Desde el ala de su sombrero, cual trampolín, se ha precipitado al vacío el adjetivo que ostentaba de sagrado. (Iba en bañador. Doble voltereta, saludo a los presentes y ¡PLÁS!)
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A pesar de todo, hay algo que forma parte de Tamariz (que otra cosa no, pero guapo... ¡Qué porte!, ¡Qué Don Juan!), que no necesita tramoyistas y que seguiré viendo con la misma ilusión de pichón del primer día: su violín. Ñiaaa ñiaaaa ñiaaaaaaaa.

martes, 9 de noviembre de 2010

Maravillas de la luz


*Foto de una foto en una calle de París (año 2005).

domingo, 7 de noviembre de 2010

Octofobia: miedo al 8 (miedo al futuro, ¡a mañana!)

Anoche, después de despedirnos de la señora Yudobro, el carril que generalmente está atestado de taxis haciendo cola (que no esnifándola) para recoger a viajeros alsáticos, estaba desalojado. En su lugar había un cordón policial, dos lecheras arriba para impedir la entrada de coches y otras dos patrullas abajo para bloquear el paso de circulación. Ahí, enfrente del portal del que salíamos, un pastor alemán (que no un evangélico sino un perro ladrador poco mordedor) y cuatro policías se centraban en la complejísima tarea de abrir una maleta. Era la típica bolsa sospechosa de viaje negra abandonada. Y nosotros, como si nada, chulos, inconscientes o cansados, seguimos andando en vez de salir corriendo, lo cual, ante semejante despliegue humano, técnico y animal, habría tenido su lógica. Pero no se escuchó ninguna explosión. El máximo destrozo que vimos fue un casco de moto rodando que debió tirar el poli grandote solo él sabe por qué.

Llegando a casa, me encuentro con un amigo:
- "¿Qué tal? ¿De retirada?"
- "Ya de vuelta sí, que hoy nos ha dado por creernos pelotón ciclista y estoy reventada".

Hablando de todo y de nada, me enseña la multa que le han puesto por beber una lata de cerveza (concretamente una "Mahou", dato que debe ser relevante) en la calle cuando hablaba tranquilamente con dos más, es decir, por consumir alcohol en la vía pública.

- "No molestábamos a nadie pero se han acercado unos maderos (barnizados) y me han premiao con esta papeleta blanca".



La policía se aburre y mucho. Cada noche sale de paseo y a menudo se concentra en zonas que no necesitan de sus servicios. Firmando autógrafos justifica la creación de cuerpos como la BESCAM que garantiza la seguridad del ciudadano. Pero no son conscientes de la gravedad que está alcanzando el asunto al favorecer el nacimiento de miedos infundados a su alrededor. Temores cada vez más irracionales.
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Según fuentes sanitarias, se están multiplicando los tipos de fobias en los grandes núcleos urbanos. Destaco a continuación las de más difícil superación:

Anadtidaefobia: miedo a que un pato nos esté observando.

Anquilofobia: miedo a ser enyesado.

Araquibutirofobia: miedo a que se incrusten las cáscaras de cacahuete en el paladar.

Caligenefobia: miedo a las mujeres atractivas (= miedo a mirarse al espejo para algunas).

Deipnofobia: miedo a las conversaciones de sobremesa.

Filemafobia: miedo a los besos.

Hipopotomosntrusesquipedaliofobia: miedo a las palabras largas.

Optofobia: miedo a abrir los ojos.
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Panfobia: miedo a todo.

Sofofobia: miedo a aprender.

Así que por si alguien que esté leyendo se clasifica dentro de este último grupo, no voy a enseñar más, no vaya a crear también la webofobia o miedo a convertirse en el símbolo @ y vivir golpeado por un dedo índice.
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*Dudo que estas fobias estén registradas en algún hospital. Las he recogido de "Información sobre el miedo" de la obra Canguelis producida por la compañía catalana de teatro gestual Vol-Ras.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

¿Miga o corrusco?

Un hombre es arrestado por robar la corteza del pan. "Es que solo me gusta esa parte", explicó.

Aunque podría, no se trata de un titular del recomendado El Mundo Today sino del principio de un relato de Woody Allen, que coincide con mis inicios en el desarrollo de mi moralidad. Pero yo siempre he sido más de miga.

Después de superar esa fase del egoísmo (o amor propio), del yo, yo, yo y todolomejorparamí, tuve que pasar (forzosa e inexplicablemente) a la siguiente etapa que consistía en ceder a mi hermano mi tesoro y quedarme yo con el corrusco de la barra, esa parte rígida, totalmente impermeable a cualquier salsita de guiso y muy desagradable a mi pobre dentadura por la que empezaban a asomar sus primeros brackets.

Y ahora, después de muchas salsas sin mojar (¡uy!), me entero de que llevo toda la vida equivocada. Paso por un escaparate y veo una estantería hasta los topes de libros de autoayuda y libros de luz, bien iluminados para que no pasen desapercibidos, destacando frases como: motivación, superación personal, ¡estima al egoísmo!,...

Esto me recuerda esa sabia frase de Rousseau que dejó a sus colegas ilustrados todo envidiosos y que exclamaron un redondísimo ¡OHHH! con boquita francesa al oirla.

- "El niño no es un hombre ni un animal..."

- Y todos: "¿Qué es? Por tus muertos, ¿qué es?"

- "El niño..." dijo mirando a todos, uno por uno, alargando su sufrimiento: "Es..."

- "¡Dilo ya rusó maldito o te arranco los cataplismas y hago que te los sirvan en el crep con cambembert que te desayunas cada mañané!"

- "El niño es un niño".

- "¡OOOHHH!", dejó escapar la audiencia.

Y siguió (o tal vez no continuó con este párrafo pero reinventar la Historia es así de fácil): "Le acostumbráis a que siempre se deje guiar; a que no sea otra cosa más que una máquina en manos ajenas. Queréis que sea dócil cuando es pequeño y eso es querer que sea crédulo y embaucado cuando sea mayor".

Cuatro siglos después, hoy, pienso que si hubiera sabido leer a los 3 años, me habría ahorrado este aprender a desaprender lo aprendido: compartir, tener en cuenta a los demás, dejarse guiar (a ciegas), etc. "Lo primero eres tú", dicen. ¿Yo? Pues a partir de ahora me pido siempre la miga. Y que me arresten.