jueves, 27 de enero de 2011

Lágrimas de papel

Al despuntar la mañana se asomó la muerte por la ranura de su puerta y sentenció: "Puedes seguir durmiendo el resto de tu no vida".

miércoles, 26 de enero de 2011

El valor del anonimato

Conseguir desviar la atención que un niño tiene puesta en SSMMLL3RRMMOO (Sus Majestades los 3 Reyes Magos de Oriente) puede hacerse con un trozo de tela amarilla con cara sonriente y calcetines de deporte, es decir, disfrazándose de Bob Esponja.

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Ocurrió hace tres semanas en la cabalgata de Segovia. Había tomado prestado para ello el traje que alguien había utilizado en una fiesta y me había embutido en la esponja para dar una sorpresa a mis sobrinos que esperaban ver a Melchor y a sus colegas junto al aquaeductus romanus.

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De camino por una calle peatonal me crucé con muchísimas caras que ilusionadas gritaban: ¡ES BOB ESPONJA! Y él (en este caso, ¡YO!) debía responder con la misma, si no más, alegría que ellos. Me di cuenta de que no era yo disfrazada la que paseaba por la acera mojada sino un monigote al que todos los niños conocen. Le querían y querían saludarle, abrazarle y hacerse fotos con él (conmigo). Así que no me quedó otra que meterme en el papel y responder: “Hola, ¿Qué tal? ¿Cómo te llamas? Encantado de conocerte. Vete a dormir pronto que mañana vienen los Reyes” Y lo hacía sintiéndome una piltrafilla profanadora del culto animado: ¿Qué voz tendrá este bicho? Lo admito, no he visto nunca estos dibujos. ¿Y cómo era la canción?

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Estas preguntas me distraían cuando alguien o algo que me tocó el culo. Me giré torpemente (por culpa de lo poco práctico que es el disfraz) para quejarme y me encontré con una niña de, máximo, tres años inmensamente feliz de poder sentir al famoso personaje de televisión entre sus deditos.

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Por fin había conseguido aprenderme la letra de la canción y aceptaba fotos y hasta firmar autógrafos con las dos manos cuando la magia del asunto se rompió. Mi móvil que tenía guardado entre mi piel y la piel-mallas-amarillas de ese circunstancial yo, resbaló hasta el suelo (recuerdo: cayó directamente al empedrado de la calzada romana) dividiéndose en tres (carcasa, batería y tarjeta) y grité: "¡¡¡Mierda teléfono!!!".

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Esto de ser famoso fue agotador. Conlleva muchísima responsabilidad con el desquiciado mundo infantil. Además, la sintonía es ya un martirio que cada cierto tiempo y, sin querer, tarareo, lo cual me recuerda que a quién se le ocurre meterse dentro del Señor Bob, aspirante a cocinero, que a su vez vive dentro de una piña dentro del mar dentro de las teles de millones de niños preocupantemente fanáticos. Uno de ellos quiso arrancarme la nariz.

miércoles, 19 de enero de 2011

Fe

Yo que votaba por un verano perenne, vuelvo a creer en las estaciones segovianas. Emoción, conmoción y cosquilleo sensorial de domingo invernal.







martes, 18 de enero de 2011

Mucho más que dos rebanadas de pan

- Hoy para comer me he comprado un sandwich de salmón ahumado.

- ¿Solo eso?

- ¿Que si solo eso? Eso puede considerarse todo un señor menú. El sandwich de salmón ahumado con queso está integrado por (leo y escribo): harina de trigo, levadura, jarabe de glucosa (¿por qué?), fructuosa (nombre de vaca), aceite vegetal, sal (sal tú), azúcar, harina de haba (¿qué es un haba?), posibles trazas de semillas sésamo o leche o soja (puede que sí puede que no), leche mazada (¿la obligan a hacer pesas y ingerir grandes dosis de proteínas?), nata pasteurizada de vaca, salmón ahumado (¡menos mal!), fermentos lácticos (puag), yema de huevo en polvo (¿qué hacen con la clara?), agrio de limón (amargo invento), jugo de piña (¿?), vinagre de vino y agua. Agua para poder tragarlo.

viernes, 7 de enero de 2011

martes, 4 de enero de 2011

Llegando el 5 de enero

- Un tsunami de saliva comunitaria inundó calles y colinas de la Península Iberoléconolé.
- ¿Por qué?
- Porque ya estaban anunciando el roscón de Reyes.