11h. Aterrizo en Madrid desde Bruselas.
13.40h. Tengo cita para renovar mi DNI. Mi foto no es válida así que voy a hacerme una nueva. La tienda está llena de ideas para convertir tu foto en materia prima de... un calendario, por ejemplo. O un reloj. Un reloj donde plantar tu careto y clavar las manillas en tu nariz. O una camiseta con foto y mensaje. O llaveros, chapas y hasta las cortinas del salón. Llega un momento en que me canso de asimilar todas esas impresionantes ideas y aún no me toca. Hay bastante gente en la cola con cara arrugada y gris por no poder estar en la playa. Entonces aparece la típica persona pesada que quiere comenzar una conversación y lo hace soltándome la frase trillada: El que espera desespera. Y yo respondo: La paciencia es la madre de la ciencia y es mi turno así que, disfrute usted de su desesperación.
15h. Acabo las gestiones y, después de una excelente comida familiar, voy al Pantano. Es un lugar en la provincia de Segovia donde lo que fueron arenas movedizas y piedras del sendero se ha convertido en un auténtico camino por el que cada vez llegan más y más coches. Quiero mantener su exlusividad y evitar que se difunda su existencia así que no pienso facilitar sus coordenadas.
20h. Llego al Pantano.
21h.Me subo a una colina por encima incluso de los buitres leonados que planean en círculos (seguramente estén pensando en lo rica que estoy). Al mismo tiempo un pájaro carpintero está erre que erre picoteando un árbol y un venenoso alacrán pretende camuflarse en el suelo. Vamos, sal chavalote, que te he visto.
21.30h. Escalo unas rocas para encontrar cobertura del móvil y veo que mi teléfono está agotado de buscarla. Se hace el bizco y hasta echa espuma ficticia por las ranuras de su esqueleto de plástico. Abandona la operación. Me dice: Es imposible. Y añade: Descansa y olvídate unos días de mí.
13.40h. Tengo cita para renovar mi DNI. Mi foto no es válida así que voy a hacerme una nueva. La tienda está llena de ideas para convertir tu foto en materia prima de... un calendario, por ejemplo. O un reloj. Un reloj donde plantar tu careto y clavar las manillas en tu nariz. O una camiseta con foto y mensaje. O llaveros, chapas y hasta las cortinas del salón. Llega un momento en que me canso de asimilar todas esas impresionantes ideas y aún no me toca. Hay bastante gente en la cola con cara arrugada y gris por no poder estar en la playa. Entonces aparece la típica persona pesada que quiere comenzar una conversación y lo hace soltándome la frase trillada: El que espera desespera. Y yo respondo: La paciencia es la madre de la ciencia y es mi turno así que, disfrute usted de su desesperación.
15h. Acabo las gestiones y, después de una excelente comida familiar, voy al Pantano. Es un lugar en la provincia de Segovia donde lo que fueron arenas movedizas y piedras del sendero se ha convertido en un auténtico camino por el que cada vez llegan más y más coches. Quiero mantener su exlusividad y evitar que se difunda su existencia así que no pienso facilitar sus coordenadas.
20h. Llego al Pantano.
21h.Me subo a una colina por encima incluso de los buitres leonados que planean en círculos (seguramente estén pensando en lo rica que estoy). Al mismo tiempo un pájaro carpintero está erre que erre picoteando un árbol y un venenoso alacrán pretende camuflarse en el suelo. Vamos, sal chavalote, que te he visto.
21.30h. Escalo unas rocas para encontrar cobertura del móvil y veo que mi teléfono está agotado de buscarla. Se hace el bizco y hasta echa espuma ficticia por las ranuras de su esqueleto de plástico. Abandona la operación. Me dice: Es imposible. Y añade: Descansa y olvídate unos días de mí.
22h. Se ha hecho de noche y sigo en las rocas. Hoy hay lluvia de estrellas pero no veo ninguna. Las siento pasar por detrás de mí. Por fin he conseguido girar mi cabeza fugazmente. Nada.
24h. Estoy en la cama. No tengo estrella fugaz, es decir, no tengo deseo gratis. Por si acaso voy a pensar con todas mis fuerzas en algo que quiero de verdad. Quiero... deseo... No sé... ¡¡¡UNA VISITA A LOS BALCANES!!!
24h. Estoy en la cama. No tengo estrella fugaz, es decir, no tengo deseo gratis. Por si acaso voy a pensar con todas mis fuerzas en algo que quiero de verdad. Quiero... deseo... No sé... ¡¡¡UNA VISITA A LOS BALCANES!!!
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