La ciudad de Belgrado (Beograd) me recibe en cirílico y en cirílico me despedirá.
Desde que se me cumplió el deseo de venir a la Península Balcánica no he parado de mirar el mapa y marcar lugares con el rotulador rojo. Por fin me siento dentro de ese mapa y me imagino que un rotulador baja del cielo y está a punto de aplastarme.
Mi primera impresión es que Belgrado es a Kusturica como Madrid a Santiago Segura. A esa insostenible conclusión llego tras hablar con un amigo que como tantos otros serbios, croatas o bosnios ha visto reflejada su cultura en Torrente.
Desde que se me cumplió el deseo de venir a la Península Balcánica no he parado de mirar el mapa y marcar lugares con el rotulador rojo. Por fin me siento dentro de ese mapa y me imagino que un rotulador baja del cielo y está a punto de aplastarme.
Mi primera impresión es que Belgrado es a Kusturica como Madrid a Santiago Segura. A esa insostenible conclusión llego tras hablar con un amigo que como tantos otros serbios, croatas o bosnios ha visto reflejada su cultura en Torrente.
Se hace de noche. Hace muchísimo calor. Por suerte las calles están llenas de fuentes. Aunque no será el agua la que más nos refresque. Será la cerveza y será en el Festival de la Cerveza.
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