Son los últimos supervivientes de un frigorífico prácticamente desierto. Ellos, los huevotes, intoxicados por los tatuajes de un rotulador permanente de tinta pigmentada indeleble resistente a la luz y al agua (¡ohhh crueldad intolerable!), tiritan de frío y miedo porque pronto, demasiado pronto, serán cascados y descabezados sin piedad. Ese es su sino.
Despedido el trío de calvos, pasaremos a la fase 2 o último recurso. Las siguientes en subir a la encimera de la cocina serán las latas abunqueradas en el armario. Habrá llegado la hecatombe y solo quedará la tristeza de no ver nada en la huevera.
Despedido el trío de calvos, pasaremos a la fase 2 o último recurso. Las siguientes en subir a la encimera de la cocina serán las latas abunqueradas en el armario. Habrá llegado la hecatombe y solo quedará la tristeza de no ver nada en la huevera.
1 comentario:
Manda huevos...
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