jueves, 28 de enero de 2010

Tres



Mientras disfrutábamos del escalope con patatas (como estábamos en el alemán de la Rue Stevin, comíamos un schnitzel) hablábamos de lo rápido que se envejece aquí. Yo vuelvo con el pelo lleno de canas. Los hay con buenas entradas y nuevas arruguillas en la cara. Y eso pasa porque todo se vive muy intensamente. Lo confirmo ahora mientras hago algún collage de recuerdo. Es imposible resumir tanto en tan poco.

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