miércoles, 9 de septiembre de 2009

Mons

Mons, esa ciudad valona que nos recibe con la puerta entrecerrada y nos despide con dolor de barriga.

La Melanie Griffith de la oficina de turismo se esconde detrás del mostrador. Le ha tocado hacer guardia el domingo y no quiere trabajar. A nuestras preguntas enteras obtenemos respuestas a medias y una guía “donde viene todo”.

Con nuestra ilusión de excursionistas improvisamos una visita: Colegiata de Sainte Waudru, atalaya, ayuntamiento medieval y Casa de la Prensa o Casa Española. Me han dicho que hay acariciar la cabeza del mono de la suerte. Buscada, encontrada y toqueteada queda. Y que hay que comer las patatas fritas de Willy. ¡Un cucurucho con salsa Brazil, por favor! (¿Deberíamos acariciarle la calva a Willy también?)

Antes de irnos, nos sentamos junto al buzón rojo. Saboreamos los bichitos que bucean en las copas de cerveza refermentada mientas miramos a los niños jugar en la fuente de la plaza. Me entra un escalofrío. Se está acabando el verano.

1 comentario:

Gab dijo...

En Madrid también se acaba. Ya me levanto de noche y, si me entretengo sólo un poco al volver, por la tarde también está ya oscuro. Refresca por la noche y empieza a hacer falta arroparse...