miércoles, 25 de marzo de 2009

Leyes malditas

Si algo puede salir mal, saldrá mal. Eso dice la Ley de Murphy. En ocasiones la organización y rodaje de un debate entre eurodiputados parece estar abocado a cumplir dicha ley ya que son muchos los cables que hay que mover. Y en cada uno de esos movimientos, muchas las posibilidades de que algo falle.

Se comienza con una reunión editorial en la que se elige un tema de actualidad que se intenta hacer interesante o un tema interesante que se actualiza. A continuación, se buscan los invitados al programa. Después de muchas conversaciones telefónicas con los asistentes, emails, confirmaciones, cancelaciones, promesas y verdades a medias, se consigue tener a tres diputados y un experto en la materia.

Llega el día acordado. El plató está listo en un espacio abierto dentro del Parlamento. A falta de dos horas para el 3, 2, 1 acción, llega Seguridad a decir que El primer ministro Gordon Brown, va a pasar justo por el lugar donde ustedes se han instalado. Toca trasladar todo: cámaras, luces, mesa de mezclas, sillones para participantes, etc. Desenchufar y enchufar para hacer las pruebas de imagen y sonido.

Una vez reinstalado llega el presentador y a continuación los diputados. Falta uno al que me ofrezco ir a buscar no sin antes pasar por el baño. Allí pierdo el botón del pantalón blanco con el riesgo altísimo de striptease indesado e inoportuno. Afortunadamente, justo enfrente está el despacho de una mujer con la que me llevo muy bien, encargada de las acreditaciones: Por favor, ¿tienes un imperdible? ¡Dime que sí! ¿SÍ? ¿OUI? Gracias.

Recojo al invitado con algo de retraso y le presento al resto. Cojo mucho aire y pronuncio sus nombres con la boca pequeña por si me confundo: Rodi Kratsa-Tsagaropoulou, István Szent-Iványi y Karsten Friedrich Hoppenstedt.

Bueno, pues ya podemos empezar... En ese momento, un coro espontáneo alza sus voces al lado de donde estamos. Es el Himno Europeo, la Oda a la Alegría de Beethoven. Como sabemos que dura dos minutos, podemos esperar a que acaben. Aunque una vez cantado en inglés, pasan al francés. ¿Lo harán en todas las lenguas oficiales de la Unión? ¿Y dialectos? ¿Y lo cantarán utilizando solo la vocal A como se hace con la canción de La hormiguita?

Diez minutos más tarde del comienzo previsto cuando ya parece que se puede accionar el botón REC, el realizador pierde control de las cámaras. El mando no responde. Se ha partido un cable enano pero esencial para el funcionamiento del sistema así que hay que buscar otras cámaras. La gente se impacienta. Por fin se soluciona el (¿último?) incidente, se graba media hora de un tirón y el plató se vacía también de un tirón (de gente y de malas vibraciones). Yo abrazo el disco duro donde está todo el contenido y me voy contenta porque al final hemos conseguido burlar la ley. La de la mala suerte, claro.

3 comentarios:

Anux dijo...

Ole mi puñao!!!

Anónimo dijo...

que bueno leerte de nuevo :)

beso!
mahria

Anónimo dijo...

como se dice imperdible?

joaquin