Dicen que es muy importante saber reírse de uno mismo…pero también de los otros. Así que voy a reírme un poco de las consecuencias que tuvo mi etra (todo lo contrario al arte) de maquillar y del maniquí que las sufrió.
Hemos contactado con Mister Dehaene, un eurodiputado (efectivamente, redondo como un euro, clic para ver foto) belga neerlandés que se empeña en hacer la entrevista en francés a pesar de que, le hemos insistido, Tenemos intérpretes disponibles y le va a resultar más fácil. Lo de la facilidad lo decimos siempre pensando en nosotros porque hay personas demasiado ¿optimistas? ¿ambiciosas? que creen poder desenvolverse en cualquier lengua y luego no hay quien se entienda.
Tampoco entiendo muy bien eso de dar por hecho que todas las chicas saben maquillar. Y esa fue una de mis funciones el otro día. Toma el neceser; hay que transformar a este hombre. ¿Dificultades? Muchas. Todas empiezan por falta de:
- Falta de especialización de la mano de obra.
- Falta de variedad de materia prima (el color de la piel más oscura de los tonos de maquillaje con el que contamos) y de cantidad de la misma (la enorme cara amenazaba acabar con el pequeño bote).
- Falta de tiempo para la ejecución de la tarea.
Resultado: Un señor que en vez de cabeza tiene una máscara con tres colores. El primero, el color "carne" (entendiendo éste como el nombre que tenía la pintura rosita de los Plastidecor). Es el color de la generosa papada, las orejas y parte de la calva. El segundo color, un poco más oscuro, incluye todo lo demás. Y el tercero, es el rojo de los coloretes estilo Heidi que le planto en los mofletes. Es el único modo de dar vida al pobre político que ha caído en mis garras… o quitarle la vida y convertirle en un muñeco.
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