martes, 14 de abril de 2009

Cada cosa en su sitio o Morriña universitaria

Me he dejado caer dos días en Madrid. He comido lentejas de mamá a quien he intentado devorar a besos. He ido a patinar y en la última vuelta (“venga, la última más rápida”, he propuesto) he salido volando en una curva. Me he traído el codo derecho con una costra tan grande que asusta y en la cadera un moratón tan colorido que… ¡duele!
Pero otra cosa me ha dolido más. He pasado a recoger mi título expedido por el mismísimo rey de España y me he encontrado con una facultad en decadencia. Han echado al profesor que gestionaba la Radio Complutense, ahora cerrada. Este tipejo me hizo llorar en un curioso episodio de gritos y subidas de tono en su despacho. Una historia, insólita para mí, para este señor ha debido ser entretenimiento diario durante bastante tiempo. La cosa se desarrolló más o menos así:
Yo, estudiante, voy a reclamar mi insuficiente en la última asignatura de la carrera.
Él, profesor maleducado, pierde el examen y me llama mentirosa y otros nombres más mentirosos aún.
Yo, cabreada salgo con la cabeza alta defendiendo a los estudiantes a los que él insulta.
Él, mordiéndose la lengua, llama a mi casa minutos después pidiendo disculpas a mi madre porque el examen ha aparecido.
Ella, persona que entra en escena sin quererlo, flipa con la llamada.
Yo también y vuelvo a por mi aprobado.

Pero me han salido ya canas desde aquel día. Esta vez me he topado, como decía, con una carrera de Periodismo, Publicidad y Comunicación Audiovisual sin radio (sin televisión decente) y con una videoteca que abre solo unas horas alguna mañana. Es una pena. Espero sinceramente que lleguen tiempos mejores para que la Universidad de Ciencias de la Información pueda recuperar un nombre que ahora le queda entre irónico y trágico.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me acuerdo del episodio
a todo cerdo le llega su San Martín
Jaime