Estuvieron varias horas de charleta comentando la cantidad de orugas (tan atractivas para otros animales) que había en el campo ese año. Ella, tumbada en la hierba, exclamó: Mates, si es que estás muy guapo. Y prometió inmortalizarle cuando se le subiera, de nuevo, la abubilla al sombrero.
Pero tuvo que marcharse sin que el ave se dignase a aparecer.
Así que por ahora, añadió, te regalo esta flor.
Cuando pierda todos los pétalos ya estaré de vuelta para darte otra.
Final alternativo (o fugitivo de falsas esperanzas):
Cuando pierda todos los pétalos podrás conservar para siempre, para tooooooooooda la eternidad, el botón amarillo.
3 comentarios:
Y recordar que lo que hubo,fue una flor!!!
Parece todo un profesional de la puesta en fuga de la ornitofauna. Seguro que tiene un buen currículum. ¿te dejó una tarjeta?
No, fui yo quien le dejé mi tarjeta. Ya sabes, hay que confiar hasta en los contactos de un espantapájaros.
Por cierto, me apuntan que su nombre auténtico es Berto Mate Cherry... ¡ups!
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