Me comentaba un amigo los beneficios de ir en velero por el simple placer de navegar. Decía yo: A mí el alta mar no me gusta. Me agobia pensar que no hay orilla donde agarrarme en caso de necesidad. Ver nada más que agua me ahoga.
Todo eso pensaba. Todo eran conjeturas porque ese sentimiento solo lo he tenido desde el cielo dentro de un avión.
Mientras hablábamos de las tareas diarias con que puedes llenar las horas en un barquito, además de mantenerlo y guiarlo, me iba convenciendo de que no es tan mala idea eso de ser marinero ocasional. Hacer un paréntesis en la vida para, de repente, tener tiempo. Un montón de tiempo para... No sé. Voy a hacer una lista de paras que me lleve conmigo el día que zarpe.
8 comentarios:
¿Y si zarpo contigo?
MERCI BIEN POUR CET AGRÉABLE TEMPS!!!!!!!!!
MUAK!
Il n´y a pas de quoi. Merci à vous!
Hoy, más que nunca, me hace falta ese viaje: te reservo sitio en el camarote.
Para:
1) Ver las gaviotas
2)Contar las estrellas y pedir muchos deseos cuando se desvanezcan rápidamente.
3) Aprender a hablar en balleno.
Que maravilla ese viaje en barco y poder escuchar el ruido del mar y olerlo.
Hacer cosa de un mes, fui a tomar unas copitas por la Coruña....
Acabe la noche en la playa de Riazor dandome un señor baño como Dios me trajo al mundo.
Que sensación de LIBERTAD.
Bicos
Bob
Yo también me voy contigo!!!
4) Subir los pies al mástil y... Y uno, y dos, prrrr... ¡¡plof!!
Leed por favor "¡Eh, petrel!", cuaderno de un navegante solitario. Imprescindible para hacer la lista y que rebose.
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