lunes, 7 de julio de 2008

En la redacción se ha dicho: vamos a rellenar la última página del suplemento. Hoy, Las Abejas.

Columna izquierda: Doce millones de abejas canadienses coreando "Que bote, que bote, que bote el que no bote" vuelcan el camión en que viajaban y se escapan para emprender un largo viaje destino Europa. Pregunta: ¿Cuánto tardarán en llegar si la miel de su última producción se queda pegada a sus alas? Respuesta: mucho.












Columna derecha: un enjambre de abejas originarias del continente americano altera la tranquilidad de unos comensales en un restaurante en Europa tras un viaje dificultado por abejorros enemigos. Bla, bla, bla. Y un señor malo las captura, las mete en una caja blindada y las desala (yo hacía eso con las moscas...) Pregunta: ¿Por qué los insectos no se quedan en su país?
Respuesta: pues porque... el dólar no es lo que era.

Conclusión: las abejas candienses, no conformes con ser noticia allá donde nacieron, vienen a llamar la atención a Europa donde un apicultor, como penitencia, las obliga a hacer tartas de miel con las patitas de atrás de por vida. Y tan famosas se han hecho que hasta se habla de ellas en este blog.

No hay comentarios: