Un año más, y ya van 21, el Festival Couleur Café cuelga el cartel de SOLD OUT a pesar de que algunos sortudos se las apañen para conseguir entradas a última hora sin sacar un euro out de su monedero.
Las espirales rojas que decoran el escenario, las mismas que vi hace 365 días, fueron envolviéndonos a lo largo de la jornada del domingo e incluso acabaron vibrando con Wax Tailor. El francés me ha demostrado que los edificios también bailan y lo hizo en las proyecciones que un vídeo jockey fue lanzando en su directo. Pero para directos, el de la cantante de origen marroquí Hindi Zahra, su sofisticado funky-jazz y su escalofriante voz. Ella transformó la imagen que tengo de su país de procedencia y consiguió lo que estaba anunciado en el cartel: dejar en el Couleur Café una huella difícil de olvidar.
.
Por último, compartir una serie de cuerpos vivarachos. Si bien mi último paseo por Madrid lo dediqué a las piernas que subían y bajaban la Gran Vía, esta degustación de músicas del mundo en un espacio bruxellois se centró en las espaldas y cabelleras de los asistentes cuyas caras estaban más pendientes del escenario que de mí. Su explicación tendrán.
Zipi y Zape (rapados)
¡Quiero ver!
Espaldas trabajando
Espaldas churruscadas
Los moños, lo más de lo más
El moño con maracas (¡y boli bic!) aún mejor
Las culebras rubias muerden...
1 comentario:
Vaya envidia...! El próximo año ya puede ser Werchertchert, el Café, lo que sea... ¡¡¡pero yo vuelvo a bailar contigo!!!
Publicar un comentario