Como no podía ser de otra forma, celebrar el gol de la selección al limón alemán Neuer (ya ves como sometimes, ¡sí!) fue una excusa más para dar voces y servir cervezas frías con pincho de tortilla entre otras tapas el pasado miércoles día siete.
Bajar a Colón, a quince minutos andando, era casi obligación.
Por una vez el vendedor de cervezas no era chino. Era un hombre de unos 50 años del barrio de Prosperidad con su carrito vaciándose de latas de las grandes: “Así te ahorras un viaje”, me dice.
Clientes no le faltan. Llega un grupo justo detrás de mí: "Du yu jaf a bier?"
"¿Quééé? A mí háblame en castellano que yo soy español", responde el próspero.
A lo que los chavales, más madrileños que el cocido, gritan: "¡Yo soy español, español, español!"
Así el ambiente, seguimos bajando y ya en la plaza nos encontramos con: dos semáforos, un policía bigotudo, banderas de todos los tamaños, camisetas rojas, unas 307 personas (300 personas y siete alemanes con la blanca) y muchos coches con gente colgando por las ventanas.
Como habían precintado la fuente, había que buscar alternativas. La muchedumbre exaltada se dedicó a esperar a que el semáforo se pusiera verde para saltar, hacer un trenecito o agitar banderas en el centro del paso de peatones y cruzar a la acera contraria cuando iban a pasar los coches. Mientras, el poli intentaba controlar la situación conteniendo la risa provocada quizás por las cosquillas que le hace el bigote.
De vuelta a casa parecía que, por una vez, la aglomeración tenía ganas de que pasara rápido el fin de semana. Este domingo, todos a la Cibeles.
Bajar a Colón, a quince minutos andando, era casi obligación.
Por una vez el vendedor de cervezas no era chino. Era un hombre de unos 50 años del barrio de Prosperidad con su carrito vaciándose de latas de las grandes: “Así te ahorras un viaje”, me dice.
Clientes no le faltan. Llega un grupo justo detrás de mí: "Du yu jaf a bier?"
"¿Quééé? A mí háblame en castellano que yo soy español", responde el próspero.
A lo que los chavales, más madrileños que el cocido, gritan: "¡Yo soy español, español, español!"
Así el ambiente, seguimos bajando y ya en la plaza nos encontramos con: dos semáforos, un policía bigotudo, banderas de todos los tamaños, camisetas rojas, unas 307 personas (300 personas y siete alemanes con la blanca) y muchos coches con gente colgando por las ventanas.
Como habían precintado la fuente, había que buscar alternativas. La muchedumbre exaltada se dedicó a esperar a que el semáforo se pusiera verde para saltar, hacer un trenecito o agitar banderas en el centro del paso de peatones y cruzar a la acera contraria cuando iban a pasar los coches. Mientras, el poli intentaba controlar la situación conteniendo la risa provocada quizás por las cosquillas que le hace el bigote.
De vuelta a casa parecía que, por una vez, la aglomeración tenía ganas de que pasara rápido el fin de semana. Este domingo, todos a la Cibeles.
Y a ti, Paul, te esperamos en la fuente.
1 comentario:
Intenté que las fotos llegaranté, pero pensaronlo mejor y quedaronsé en el móvil...¡habría habido imagen del relato!
Este domingo los polis se unirán al mogollón. Lo veo!!
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