Dos tías y un sobrino vamos a sesión de cine infantil. La entrada incluye gafas negras de 3D y palomitas. Pedimos un alzador para que el peque no solo vea el sombrero del sheriff Woody sino la pantalla completa. Y buscamos a oscuras nuestras butacas hasta que llega el acomodador a solucionarnos la misión: "¡Seguidme!"
¡Menuda historia la de los toys! Sobre todo la segunda parte en la que los niños se han acabado sus cucuruchos y sus bocas tienen ahora vía libre para hablar y reír. Las bocecillas salen de asientos de diversas filas de la Sala 3 y comentan entusiasmadas un momento que consideran estelar: el Señor Patata convertido en tortita, primero y en salchicha, después. Aunque reconozco que me dejé arrastrar por la excitación del público, objetivamente, es una escena muy graciosa.
Me toca salir corriendo a los baños de mujeres al oír un susurro a mi derecha: "¡Quiero hacer pis!" Ya de vuelta, todavía queda un buen rato de animación y un episodio dramático que prefiero no mirar:
¡Menuda historia la de los toys! Sobre todo la segunda parte en la que los niños se han acabado sus cucuruchos y sus bocas tienen ahora vía libre para hablar y reír. Las bocecillas salen de asientos de diversas filas de la Sala 3 y comentan entusiasmadas un momento que consideran estelar: el Señor Patata convertido en tortita, primero y en salchicha, después. Aunque reconozco que me dejé arrastrar por la excitación del público, objetivamente, es una escena muy graciosa.
Me toca salir corriendo a los baños de mujeres al oír un susurro a mi derecha: "¡Quiero hacer pis!" Ya de vuelta, todavía queda un buen rato de animación y un episodio dramático que prefiero no mirar:
- "¿Por qué te quitas las gafas?"
- "No, no, es que… se me han caído…"
Por último, más risas, aplausos y el cierre con You´ve got a friend in me.
Luego, en la calle, mi teléfono no responde. Meto el pin, el puk, el pim-pam-pum, fuera. En la tienda soy testigo, sin tiempo para el duelo, de la muerte de una tarjeta que seguía siendo de color verde y que aún se llamaba Amena. Y es así como se han colado en alguna dimensión que no es posible ver con gafa alguna, los números que grabé cuando, como el dueño de Woody, empecé la universidad. Ciclo cerrado.
Por último, más risas, aplausos y el cierre con You´ve got a friend in me.
Luego, en la calle, mi teléfono no responde. Meto el pin, el puk, el pim-pam-pum, fuera. En la tienda soy testigo, sin tiempo para el duelo, de la muerte de una tarjeta que seguía siendo de color verde y que aún se llamaba Amena. Y es así como se han colado en alguna dimensión que no es posible ver con gafa alguna, los números que grabé cuando, como el dueño de Woody, empecé la universidad. Ciclo cerrado.
1 comentario:
Qué bueno, cuando kieras, vamos a por Shrek 14, o albóndigas voladoras, o Garfield... cualquiera que sea en 3D. Ver al peke con megagafotas y cubo de palomitas no tiene precio!!! (debió ser que invitaste tú!!)
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