Cuanto más días he pasado en Mozambique, más usos he ido encontrando a esta prenda.
Enrollada en la cintura hace las veces de falda, sin necesidad de pasar por el sastre. Puede llevarse en la cabeza y en función de la región se atará de una u otra forma. Cruzada en la espalda como una mochila permite llevar al bebé siempre consigo y atada por delante facilita el transporte de un kilo de mandiocas (si la cantidad de mercancía es superior, se subirá a la cabeza dentro de un cubo o cesto).
Una capolana puede convertirse en mantel para hacer un picnic sobre ella o en sombrilla: si la abres del todo y dejas que te cubra completamente te protegerá del intenso sol cuando viajas en pick up.
Es extraño que un mercado, por pequeño que sea, no las venda. Los diseños son variadísimos, las calidades son también diversas y su precio, para un euromonedero, es siempre asequible.
La capolana, sin saberlo, además de ser muy útil, decora el día a día. A la mujer. Al paisaje. Las fotos del viajero.
3 comentarios:
Muy chulas las capolanas. ¿Y qué es el lobolo? ¿Te dará tiempo a pasar por él antes de tu vuelta y regalarnos un cachito de tu capolana? :)
Yo quiero una Capolana de lana que menuo tiempecito...
También sirven para cubrir una manta robada a la compañía portuguesa y dormir en el aeropuerto de Lisboa a pierna suelta!
Publicar un comentario