lunes, 15 de marzo de 2010

Ahora, una uña del pie



Esto no es árabe. No es ninguna lengua coherente más que en la inventiva de una niña de cuatro años (cuatro para cinco, me dice) que no solo ha rellenado cuatro páginas con su insólita caligrafía sino que luego nos ha sentado y nos ha contado una historia interminable de príncipes y sirenas, de viajes y zumo de mango. Nosotros mirábamos sin dar crédito a la labia de la menina.



Otra niña de su quinta se emociona al ver su tremenda tarta de cumpleaños implorando a su madre que no corte el traje de la Barbie (hecho de crema tan empaggggosa como la muñeca) ya que la puede matar.



Y un tercero, con su garfio y su loro colgando, se disfraza de pirata y, después de estar toda la tarde navegando, luchando contra tiburones, abordando barcos y encontrando tesoros, le mandan a la cama. Ahí comienza la hora crítica: la de dormir y la de todos los males. Entonces y solo entonces le duele una pierna (la de palo). Luego, tiene mucha sed porque tragó mucha agua salada en alta mar y quiere un vaso de agua fría. A continuación, pide un beso de mamá pirata. Y, cuando parece que ya se han agotando las excusas para descansar hasta el siguiente día, se le ocurre una nueva. ¿Qué quiere ahora? En su travesía se rompió una uña del pie y necesita que se la corten. Ese es el colmo de un pirata.

4 comentarios:

Gab dijo...

¡Vaya con el pirata! (astuto, como no podía ser de otra forma, no?.... ¡es un pirata, ¡canastos!)

....fantástico mundo de los niños!!!!!!!!!!

rodrigo dijo...

:)

mahria dijo...

:) :)

Anux dijo...

Genial