Después de un comienzo de semana gafazo haciendo el papel de técnica superior de reclamaciones y líder en utilización de frases hechas: "Sí, entiendo su postura pero debe comprender que...", "Lo siento, esas fueron las condiciones acordadas", "Disculpe, no volverá a ocurrir", resulta que sí, que vuelve a pasar, esta vez a través de una llamada de madrugada. Aunque encontramos soluciones de inmediato, me quedo desvelada con los ojos abiertos, ojos de pez, mucho más tiempo del necesario.
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Dormir poco atolondra mis sentidos y por la mañana hago cosas tan absurdas y que sientan tan mal como pisar un adoquín roto con charquito en su interior o subir la cremallera del abrigo y que se atasque a la altura del ombligo justo el día en que comienza el invierno. A los pies-mojados y chaqueta-pecho-al-aire solo falta añadir un café frío (Avería en el termo) para ser el segundo peor día del año.
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Al final, esta confluencia de malas energías la achaco a la luna llena.
- ¿Y qué culpa tendrá...?
- Sí, sí. Algo habrá hecho.
1 comentario:
jaja!justo ayer hablando con mery de la influencia de la luna llena (y el eclipse que hubo en Canarias) en el insomnio que me tuvo desvelada el lunes... Esta luna-lunes-lunera...
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