Aunque las tiendas vecinas ya llevaban varias semanas iluminadas con estrellas fugaces, horteradas varias y Rudolfs (¿Rudolfes?) de nariz colorá, hasta el día 28 de diciembre, Jose, el de los huevos XXL, no compró el árbol de navidad. Lo dejó apoyado 5 minutos en la puerta de su local mientras entraba a por las bolas y el espumillón que guardaba cada año en el armario del almacén. Cuando salió dispuesto a adornarlo, en lugar de abeto, solo quedaba un poco de tierra, alguna rama y un puñado de hojas pequeñajas por el suelo en dirección al metro. Desde allí el secuestrador envió un sms: INOCNT!! ; )
1 comentario:
Noooo!!! Pobre Jose!! ahora tendrá que colgar las bolas de los jamones...
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