Cambié un concierto de Aaron Thomas por ir al rocódromo. Fue un domingo y fue una revelación.
Nunca hasta ahora había visto tan claro ejemplo de fuerza de voluntad en un deporte (en mí) hasta que he probado la escalada. Para ello he tenido que aprender a confiar en el potencial de los músculos, en el balance de pesos y en la gravedad, que no se ve pero intuíamos que andaba ahí.
Mi monitora fue describiendo lo que me iba a encontrar:
- Las presas son esos asideros que hay en la pared con diferentes formas: croissant, garbanzo, cuerno, plátano, etc. Sirven para que manos y pies se agarren a ellos. Una vez arriba, las presas son todo.
- Motorista. Dícese del tembleque que se apodera de la pierna de alguien cuando flaquean sus fuerzas.
- Bailarinas. Un modelo de pies de gato, de zapatillas, que te comprimen el pie a lo geisha. Con la goma de su suela, por lo visto, se asciende casi sin esfuerzo.
- Magnesio. Polvos mágicos adherentes que llevan en un saco atado a la cintura y esparcen por las paredes para subir como si tuvieran ventosas en la piel. (¿Dedos ventósicos?)
Entre tanto íbamos ejecutando distintos ejercicios, pruebas o juegos. Me invento los nombres:
El twister. Elegir un color de presas y solo ir a por esas. A mí me tocó el azul. Y en un momento determinado oigo: ¡Tramposa, ese es verde! Y me escudo: Ese era azul verdoso, profe...
El memory. Una persona va marcando un recorrido y la otra lo repite. Cada vez es más complejo. Mente y cuerpo trabajan a la par.
El capullinski. Seguir un recorrido bajito. De la línea para abajo. Pies y manos están tan juntos que hay que ingeniárselas para encontrar el equilibrio cuando, incluso, tienen que compartir un mismo cuerno o garbancito.
Y la más emocionante de todas: el ciego. Con los ojos cerrados y a tientas te desplazas de un lado a otro. Por increíble que parezca uno confía mucho más en sí mismo que con los ojos abiertos. Además, la extremidades responden y obedecen mil veces mejor.
Deseando coger más práctica en terreno artificial (con colchón semipodrido debajo) y con ganas de salir a la montaña, voy a seguir alimentando mi lista de hobbits. Baja Frodo que sube la escalada.
4 comentarios:
XD Me apunto
¡¡Y que las risas nunca se pierdan!!
Yo también quierooo!! Quizá la profesora así sí que se lleve alguna alegría más... no como con la natación!! jeje
ui ui ui, a veces la ficcion supera a la realidad...
Chotacabras
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