martes, 2 de febrero de 2010

Uno y cero

Dos camisetas. No, tres. Tres en total. Jersey de cuello alto. Cazadora. Abrigo. Bufanda. Medias. Calcetines. Leggins. Pantalón corto. Vaqueros largos. Botas altas.

Esas capas superpuestas llevaba para liberar peso de mi maleta que facturé victoriosa a pesar de la advertencia de la azafata: La próxima vez tenga cuidado con el peso. A lo que yo dejé caer un chiste fuera de lugar: Tampoco estoy mal del todo.

Y así, recordando mi última comida en el Arcadi rodeada de mi familia belga, con mil pensamientos en mente, y acompañada al aeropuerto por mari(d)a y padrinos, dejé Bruselas como una magdaelena.

Desde entonces, en dos días, en Madrid no han dejado de pasarme cosas que se resumen rápidamente:

1) Concierto de primo Solo con reencuentros, sorpresas en directo y canción dedicada.

2) Boda de amigo o pareja de hecho o de hecho ya son pareja.

3) Extracción de muela del juicio final con mareo incluido y reanimación del Dr. Amor. Mi dentista es un tipo de unos treina años, es guapo, es simpático, es quien me devolvió el conocimiento, y es dentista. Y no tengo claro si es por el enamoramiento o por estar aún un poco ida, pero al salir al pasillo, en el letrero donde ponía alergia yo leí alegría.

4) Aparición de chico en el metro que me regala una foto muy original en blanco y negro, y luego cambia de vagón:

Yo: Muchas gracias. ¿La has hecho tú?

Él, sonriendo: Sí.

Yo: Muchas gracias…

Lo hace justo después de una carcajada que suelto mientras leo historias de mi corresponsal del Principado de Asturias:

"No sé si te lo había contado pero he descubierto el maravilloso mundo del Pilates.Uno de Tineo siempre me pregunta qué tal me va en filetes (…) Otro le pregunta a Omar a la hora de pagar cuántos ebros son, y a otra le han puesto una cocina nueva pero se queja del lavavajillas porque dice que no vale pa nada que ella es más rápida fregando y que la vitro tampoco porque pa un bizcocho que hizo se le quemó.

Dicen que la vida de los pueblos es aburrida pero ya se encargan ellos de que no lo sea. Dicen que aquí todo es más lento, pero si tienes un buen chisme ni el mejor facebook, corre como la pólvora. Y luego están esas putadas inofensivas entre vecinos que salan sus vidas como la de uno que le robó unas cuantas gallinas a otro y tuvo la desfachatez de vendérselas luego porque, ¡pobre vecino!, no iba a estar con tan pocas gallinas. O a otro que se lo llevaban de fiesta a un puticlub y lo dejaron abandonado en medio de la carretera una hora."

Termino añadiendo varios descubrimientos:

  • Me molesta mucho el sol.
  • Las calles de esta ciudad son interminables.
  • Sus obras también.
  • Hay tres vecinos menos en mi edificio y dos más.
  • Me he acercado a una agencia de trabajo y ya no existía. Me ha dicho el portero, mirándome como si le hubiera pedido un sándwich mixto sin jamón ni queso, que llevaba un año en otra dirección.
  • El metro viene por la derecha.
  • En la Gran Vía las tiendas de ropa se han comido con palomitas varios cines de los de verdad.
  • Han cerrado muchos comercios pero hay bastantes bares nuevos.
  • La gastronomía sigue obligándome a chuparme los dedos.
  • El cielo es azul azul. Esto tampoco ha cambiado.

2 comentarios:

chous dijo...

Que iluuuuuuuuuuuuuuuuu!!!

Andrea dijo...

Dos cosas que me han pasado a mí tb: volar con rayanair con mil capas, cual cebolla, y ver la cara del portero de randstad. Qué tío.