¿Jagamas a alga?

As anfantamanta más agradazada hablar can la latra A ca andar asanda tadas las vacalas. Na as caastán da vagaráa a pasatasma sana, samplamanta, ana acarranaza da asas ca sarjan cama an jaaga an an paabla da la casta alacantana, ca daspaás pardaran an al tampa a ca padan acabar canvartándasa an tada an astala da vada.

Al ánaca pasabla ancanvananta as ca la baca sa cada damasaada abarta a par macha ca la antanta na paada zarrar baan las labaas a sa carra al raasga da acabar asá para sampra: "Árasa ana vaz ana majar ca sa cadá bacaAbarta para al rasta da sas dáas". Na ma gastaráa sar ya, para la caal ma han racamandada dajar da practacar asta naava a davartada afazaán, san ambarga as sapar dafázal parar. Adamás, cama daza Java, as para partarsa la caja caanda atalazas axprasaanas tapa: "Astás da la alla; sa ta para la panza".

Axastan parsanas ca antantan parsaadarnas can atras latras cama la ama, para allas saban ca na taanan fatara a ca nada da tanta rasa cama la alajada, la favarata, la prafarada, la A. Jajajajaja.

M&M. Música en el Matadero.

Abucheando a una periodista que me cae de lo lindo. Así empezó el concierto de Vetusta Morla el pasado sábado 18 de junio. Y todo porque hubo que esperar pucho. Digo mucho a Pucho, vocalista de la banda y al resto de componentes.

De locutora de pecera a presentadora de escenario, Virginia Díaz, melena al viento, solo tuvo alabanzas que dedicar al conjunto al cual introdujo como la mejor banda de pop que tenemos en España por sus canciones y su directo. Y, previo a su desaparición, aseguró que eran mucho más que un fenómeno. Si tú lo dices, Vir, yo te creo porque, además, lo he comprobado. Aunque... reconozco que cuando les escuché por primera vez, igual que me pasó con el café; lo tuve que tragar a pequeños sorbos antes de acostumbrarme a su sabor y antes de que empezara a sentirlo imprescindible.
Copenhague, Sálvese quien pueda, Valiente, Maldita dulzura, En el Río. Temas antiguos y letras de reciente creación se expandieron por el patio del Matadero que estaba a punto de reventar por lo que hubo que conformarse con tener cerca la gran pantalla para ver a los músicos. Ellos, miniaturas de fondo.

Después, en la carpa con forma de ostra (ostracista), una formación desconcertante: Crystal Fighters. A ver, en el programa pone que vienen ¿de Navarra? ¿Escocia? ¿Con sede en Londres? Visten setenteros, trogloditas, harapientos, semivestidos (adquirida en una tienda de segunda mano, por lo visto). Tocan tribal, electrónica, punk, música tradicional vasca. Y mueven hasta el último cuerpo insolado del día: "Tú aún no te vas", siento que me dicen. Aguanté hasta el final (que fue temprano) por curiosidad y por puro gusto.

Algunas imágenes de la nuite:

El cristal con que se mira...

... se ha roto en mil setecientos ochenta y tres añicos.

Serendipity!

La única manera de perder la memoria, hace años, se relacionaba con la incapacidad de retener información en la mente. Con la imposibilidad de archivar bien ese contenido para localizarlo luego de forma precisa y eficaz.

Ahora una memoria puede ser flash: un pedacito de plástico ligero, resistente y versátil, capaz de almacenar todo tipo de datos. Perder la memoria hoy en día se debe a una cuestión de descuido, mala suerte o simple robo. Eso nos pasó ayer en el cine cuando: Toma, te he traído las fotos del finde. Pero antes de llegar a mis manos, debió caer en el envase de palomitas y, en un bocado formado por palomita + tarjeta + palomita, la colección de recuerdos se insertó directamente en mi estómago.

Así que ahora vivo con una memoria en la cabeza y otra (llena de buitres leonados y good vibrations) en la tripa.

Rock Kitchen

- Me sobran dos entradas ¿os apuntáis?

Descubriendo lubares y salas renovadas de Madrid.

De refranes certeros

Llegado junio el tiempo se acelera, los planes colapsan la semana y los barcos de papel deciden viajar en tren para llegar antes y no deshacerse en los ríos que deja la lluvia. Hasta el 40 de mayo...