domingo, 31 de octubre de 2010
Espiral de energía sideral
miércoles, 20 de octubre de 2010
El ingrediente secreto
Todo puede justificarse. Por ejemplo, llegar tarde a trabajar. Hoy yo me he pasado bastante, sí, pero tiene su explicación (y yo la mía).
Dos horas antes de ese momento la situación era la siguiente. Como cada madrugá, ha sonado mi despertador. Tanto me gusta la canción que me tira de la cama que la he dejado sonar un ratito: Bravely I look further than I see / Knowing things I know I cannot be. Luego la he mandado callar no para ponerme en pie sino para volver a mi sueño. Necesitaba averiguar un misterio irresuelto: había dejado un bizcocho a medio hacer por culpa de un ingrediente desconocido ¿¿Cuál?? Después de unos minutos somnolientos dándome cabezazos en una cocina que tenía un reloj con letras en vez de números (representación de mi objeción a las matemáticas) y paredes inclinadas hacia fuera (¿imagen de mi desequilibrio?), he sentido un regustín igual al que proporciona un baño caliente tras un día de ventisca en la nieve. La respuesta la he encontrado dentro de un sobre. ¡Rás! Lo he abierto y ahí estaba, blanca y en polvo: ¡La levadura!
.
He dejado el bizcocho hinchándose y me he levantado ya por fín, ya de verdad, en este mundo en el que, si te pellizcas, duele. En ella he visto a un presidente español que también busca soluciones ocultas a problemas conocidos. Que no sabe si quitar azúcar, poner más sal, llamarle huevo a la harina o darle más caña al horno: ¿cuál será la mejor combinación para este nuevo Ejecutivo? Y en esa misma vida tan real como villana, he pensado que igual de compleja puede resultar una relación parejil, de a dos (en el poliamor hoy no me meto). No todo se arregla con polvitos mágicos.
jueves, 14 de octubre de 2010
martes, 12 de octubre de 2010
Los mini mareos de Ceci
El descenso algo fatigant nos dirige al bar de la estación de Cotos: colacao y resposo rápido que en 10 minutos sale nuestro tren. Entrar en Madrid en coche el último día del puente del Pilar no entra en cabeza de chulapo. Chaca chá, chucu chú, calorcito y siesta de vuelta.
Pilas cargadas de sobra para una mini semana ¡de tres días de trabajo!
(Por cierto, un timo. Un timo o un desacierto nominal: en la Laguna de los Pájaros lo más parecido a un ave han sido nuestros silvidos de jilguero enjaulado).
lunes, 11 de octubre de 2010
Tan breve como este relato
Ya de paseo, un semáforo acaba de ponerse verde para los peatones cuando el golpe seco de un coche lanza a una niña por los aires como solo ocurre en las películas. Al volante, un señor de ochenta y muchos años, se reajusta las gafas: “No he visto… no me ha dado tiem...” Se traga estas justificaciones que le escuecen tanto por dentro como las lágrimas que riegan sus mejillas lo hacen por fuera.
Una persona que ha vivido mucho no ha permitido que lo hiciera el cuerpo con zapatos azules de muñeca que ahora yace en el suelo. Un reguero de sangre fluye de su cabeza.