lunes, 14 de diciembre de 2009

Un crucifijo, un spray urticante a la guindilla y un puzón de plástico

Eso es lo que llevaba preparado el agresor de Berlusconi en su bolsillo por si fallaba la mini catedral de Milán que le estampó en la cara ayer por la noche. Y, debido a la asombrosa puntería del atacante, llevo todo el día tragándome esas desagradables imágenes ensangrentadas que la BBC difunde en bucle.

El sábado estuve en la exposición Still Life (en el Bozar, Bruselas) e hice esta foto de un poster con un montón de objetos de toda clase. Le diría al señor Berlus que tuviera cuidado porque todos ellos caben en un bolsillo. Incluso el puño.

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