Empieza con un sonido como de arena agitándose dentro de una maraca fffffffffssssssssssssss o de transistor con antena rota. Luego solo veo blanco. Nada más. Por mucho que mire para ambos lados con los ojos enormes. A ese ruido incomodísimo que me deja sorda y a esa luz cegadora, les sigue una debilidad generalizada. Mi tensión cae por los suelos y detrás, plof, va mi cuerpo.
Eso me ha sucedido alguna vez cuando me he desmayado y creí que iba a repetirse hoy cuando he decidido proclamarme donante. Pero la misión ha salido existosa.
.
Ha dicho la enfermera-vampiresa-sanguijuela con sonrisa convincente: “un pinchacito y luego no te enteras de nada: es coser y cantar”. He dicho yo: “Aquí tiene mi brazo lleno de venas. Elija la que prefiera (o la que tenga que preferir) y saldrá sangre española a borbotones (puag… ¡asco!) hasta llenar esa bolsita sedienta que veo que se acerca con la boca abierta”.
.
¡Ah!Previamente he tenido que rellenar un cuestionario de unas 30 preguntas tipo:
Pregunta: ¿Te has vacunado recientemente?
Respuesta: No. No conscientemente.
Pregunta: ¿Has estado en Madagascar, Mauricio o en la Isla Reunión en los últimos 6 meses?
Respuesta: No, pero acepto invitaciones.
Pregunta: ¿Has mantenido relaciones sexuales con parejas múltiples?
Respuesta: ¿Todas a la vez? No, y respondo lo mismo que a la pregunta anterior.
Pregunta: ¿Has vivido en Inglaterra entre tal y tal año?
Respuesta: ¿Cuándo las vacas gritaban ¡No estoy locaaa!? Tampoco.
Pregunta: ¿Has padecido paludismo o malaria?
Respuesta: Creo, espero y cruzo los dedos por que así no sea.
Pregunta: ¿Has padecido enfermedades importantes?
Respuesta: Aquí tengo el dilema de la subjetividad porque claro, lo que yo considero importante en ese sentido, ¿lo es?
Pregunta: ¿Estás embarazada?
Respuesta: No. Aclaración personal: esa redondez que entalla mi camiseta es el estado natural de mi tripa en estas fechas de abundantes aperitivos antes de cada comida.
.
Una vez superado el test me ha dicho la sanitaria: “Siéntate en esta camilla, sujeta esta pelota y presiona abriendo y cerrando el puño”. Así, mientras yo mantenía activo el bombeo, en la tele echaban Doctor House. En un principio he pensado que me iban a abandonar viendo esa serie con accidentes, operaciones que se complican y finales fatales de enfermedades nada comunes.
Luego, la chica se ha disculpado por la falta de delicadeza y, como hoy no había más donantes, ha venido a darme conversación.
.
Ha empezado hablándome de la vida de las plaquetas y de la compatibilidad entre diferentes grupos sanguíneos, para pasar a comentarme lo fuertes que son las resacas (¿marítimas?) en toda la costa asturiana. Pregunta: ¿Por qué? Respuesta: Será que es verano.
.
(Sucedió en la Clínica de la Concepción de Madrid el jueves 20 de agosto y se escribió en su cafetería con el boli obsequio en mano derecha y coca cola en mano izquierda).