Como un cubo de Rubik que alguien consigue formar, en mi vida todo se va poniendo en su sitio. Y yo sigo creciendo entre sombras y claros en este popurrí de personas, lugares, mapas mudos, sueños (conscientes e inconscientes), palos (en ambas direcciones), ideas en carboncillo, marcapasos, violines y flautas traveseras, diálogos "Hola, ¿qué tal? Muy bien, ¿y tú? No tanto", olores a jabón lavanda y cáscara de naranja, y hasta fuegos artificiales reflejados en la fachada de un edificio de cristal.